Ya decíamos que los hechos en torno de la Casa de Nariño son más graves de lo que se creía. Las dudas sobre la muerte del coronel Dávila siguen, pese a confirmarse que fue un suicidio. Ahora viene la revista Semana con la bomba mayúscula de que el dinero robado en la casa de Laura Sarabia asciende al monto de 3.000 millones de pesos encaletados en cinco maletas y que pertenecían ni más ni menos que a Gustavo Petro Urrego.
“El escándalo podría prolongarse por mucho tiempo con el gobierno empantanado en las investigaciones” dicen Bloomberg y Washington Post en un artículo sobre el gobierno Petro.
Que noche me asomé tarde a la ventana de mi apartamento y pude vislumbrar una luna llena enorme, como rojiza, y alrededor una tripleta de asteroides centelleantes. ¡Qué belleza! -dije para mis adentros- es la obra excelsa de la creación. “Dios la sacó del estadio -pensé- con este universo infinito, misterioso y palpitante”.
Tras 10 meses de ires y venires, gobierno y oposición no lograron acuerdo alguno para sacar al país de la encrucijada, el descontento, la inseguridad e incertidumbre que se apoderan de los millones de compatriotas que quieren marchar hacia un lugar en el que se pueda vivir en condiciones humanas.
El mundo mira las actuaciones del estado norteamericano contra el expresidente Donald Trump con estupefacción. Ese mal gobernante es como un arquero bizco en una partida de fútbol, puede que no rompa récords, pero mantiene al público en vilo.
Los populistas suelen adherirse a los muros como símbolos de la separación entre amigo y enemigo. En Alemania, el presidente Gustavo Petro lamentó la caída del muro de Berlín como la victoria de sus enemigos ideológicos, los “neoliberales” o “neoconservadores” que acabaron con su admirado movimiento obrero, aparentemente centrado en la difunta Unión Soviética. Los demócratas abogamos por derribar lo que nos divide, incluido el gran muro que separa a nuestras regiones en Colombia.
Todo empezó con Luis Alfonso López Michelsen (1974-1978), en su famosa Operación Anorí, en 1973, en la cual, y tengo testimonios, como por ejemplo el de la Brigada logística de esa estructura militar, que atestigua de los regalos que le hizo el Presidente de turno, luego de los duros golpes que les causó en la fementida operación. Todo bajo la sombrilla de la autoridad presidencial.
El sacerdote tiene el secreto de confesión. El periodista tiene su código ético o deontológico que parte de los siguientes enunciados: 1. El respeto a la verdad. 2. Estar abierto a la investigación de los hechos. 3. Perseguir la objetividad, aunque se sepa inaccesible. 4. Contrastar los datos con cuantas fuentes periodísticas sean precisas. 5.
Colombia vive momentos inciertos, por ello he considerado incluir en ésta columna, reflexiones provenientes de la inspiración poética de importantes figuras de la literatura, tratando de ubicar en ellos la esperanza de un mejor vivir en nuestra patria, un verdadero tesoro ante el cual no podemos ser indiferentes.
Resaltemos una vez más la necesidad de reglas claras, que son requisito esencial de convivencia en el interior de cualquier sociedad, con mayor razón si se ha organizado como Estado de Derecho. Su eficacia es imposible si las normas jurídicas o su entendimiento, en vez de conferir certeza y seguridad jurídica, generan desconcierto; si su formulación es errónea o inconsistente; si son incomprensibles o impracticables, o si el abuso de los derechos que contemplan se convierte en práctica común y generalizada, aun con sacrificio de otros derechos.