Retrato del pintor Joaquín Sorolla, en el Museo del Prado

AFP

El Museo del Prado rinde homenaje a la figura del pintor Joaquín Sorolla, días antes del comienzo de las celebraciones por su centenario, con una exposición a través de varios retratos, incluido el de Manuel Bartolomé Cossío, recientemente adquirido por 80.000 euros, y que estaba fuera de España desde la Guerra Civil. También en la muestra se expondrá, en préstamo temporal, el retrato que el artista valenciano pintó a Francisco Giner de los Ríos, adquirido por la Institución Libre de Enseñanza.

"Se trata del feliz retorno a España de dos piezas importantes, dos retratos de personalidades fundamentales en la vida intelectual del siglo pasado", apuntó el director del museo, Miguel Falomir, quien ha agradecido a la familia propietaria, hijos de Manuel Jiménez Cossío, "la comprensión e interés" para esta vuelta a España de los cuadros.

Javier Barón, jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo del Prado, afirmó que en ese retrato de Cossío "no solo se homenajea al Greco, sino que hay una herencia de Velázquez en los grises y negros e incluso a Goya, como se observa en los rebordes". "Hay una confluencia de grandes maestros para practicar la pintura moderna", añadió. El Museo del Prado cuenta con 23 obras de Sorolla, de las cuales 18 son retratos.

La exposición, que se podrá visitar hasta el 18 de junio de 2023, se completa con las obras que forman parte de la colección permanente en la sala 60 A y en la 62 A, que reúne los retratos de artistas del siglo XIX, entre ellos cuatro pintados por Sorolla. Uno, el de Martín Rico, se adquirió en 2022 y cuelga en la sala desde hace pocos meses.


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En su centenario

El año Sorolla traerá en 2023 múltiples exposiciones y obras a España para conmemorar la figura de un pintor de orígenes humildes, que terminó conquistando las mecas del arte de París y Nueva York y al que le costó conectar con las vanguardias del momento, cuyas cabezas visibles consideraba unos "holgazanes".

Así se cuenta en una biografía a la que ha tenido acceso Europa Press y que verá la luz la próxima semana: “Cómo cambiar tu vida con Sorolla” (Lumen), en la que el periodista César Suárez hace un exhaustivo repaso por algunos de los momentos más destacados del genial artista valenciano, mezclando también relatos de ficción.

En esa primera parte, la mirada de Suárez se detiene especialmente en los orígenes humildes de Sorolla, marcados por la temprana muerte de sus padres debido al cólera que llegó a la capital valenciana por la inundación de un temporal. "El pintor jamás olvidará aquella tragedia que no podía recordar, pero de la que mantuvo toda su vida una 'intensa conciencia a posteriori'", según explica la obra.

En esta biografía, Suárez recuerda que ni en las cartas ni en las entrevistas de Sorolla ni en los comentarios de sus biógrafos hay una sola mención a Picasso. "Es posible que, en alguna conversación, saliese el nombre del joven pintor de Málaga, que se instala en París en 1904 con el descarado propósito de encontrar un nuevo camino en el arte", recoge un párrafo de este libro.

De hecho, se especula con que se cruzaran en la Exposición Universal de 1900, donde Picasso presenta una obra que posteriormente desapareció. "Pero eso nunca lo sabremos. Cuando Picasso comienza a ser conocido, Sorolla ya está en otra órbita. Era dieciocho años mayor y en menos de una generación el mundo se puso del revés", explica Suárez.

Lo que sí añade, para aportar un poco más de luz respecto a la opinión de Sorolla con el arte nuevo que está llegando de la mano de los impresionistas, es su rechazo (o indiferencia) a la vanguardia. "Parece claro que a Sorolla ni se le pasó por la cabeza tener ningún tipo de relación con este arranque de la modernidad. Su mundo era otro", apunta el biógrafo.