El inicio de cada año viene con promesas, propuestas y cambios en todos los sectores. La educación no es la excepción. Sin embargo, pocas veces se llegan a cumplir. En el caso colombiano, el gobierno anterior y su cabeza en el ministerio de Educación dejaron al país en deuda ya que no hubo mejoras en la calidad, las apuestas se quedaron en el camino y se cumplió solo con el trámite de la operación del servicio educativo. Así que 2023 viene con retos tanto para el gobierno nacional como lo que se espera sea el cierre de la administración distrital, en su último año de gestión.
El gobierno nacional, en cabeza del ministro Alejandro Gaviria, ha planteado cinco retos para el sector. El primero, tiene que ver con un aumento sustancial en el acceso a la educación superior, con una meta de 500 mil nuevos cupos en las universidades para el próximo cuatrienio. Eso implica que al menos 120 mil cupos nuevos deberían estar disponibles para 2023. Es el reto en educación superior y el único que aparece como prioridad. Los demás, se enfocan en la educación básica y media que se enfocan en universalizar el programa de alimentación escolar (PAE), pues se considera que la seguridad alimentaria en todo el territorio nacional es clave dentro del sistema educativo.
Una tercera meta está enfocada en un ambicioso plan de infraestructura educativa rural que incluya la conectividad de las regiones más apartadas. Durante la administración de Santos se llevó el más ambicioso plan de infraestructura educativa que se concentró en las áreas urbanas y ahora parece ser la hora de las infraestructuras rurales.
La cuarta meta está enfocada en un tema que ha sido sensible, y es llevar la paz a la escuela desde los marcos de convivencia, reconciliación y sobre todo en regiones donde el conflicto todavía está latente o presente. Por último, el ministro plantea una obsesión que ha tenido el presidente Petro y es cómo llevar más cultura y deporte en las jornadas ampliadas o jornada única, una estrategia que implementó en su administración como alcalde de Bogotá.
Retos en el Distrito
En el caso de Bogotá se ha hablado de un nuevo contrato social y ambiental para el siglo XXI desde la educación. En ese sentido, la gran apuesta de la ciudad ha sido el de la educación posmedia con el programa “Jóvenes a la U” y la creación de Atenea. La meta es tener en 2023 a 34 mil estudiantes haciendo estudios en las 49 instituciones de educación superior de la ciudad.
Por otra parte, la ciudad le apuesta al proyecto de ciclo básico que ha sido llamado ciclo corto, donde se espera que 23 mil estudiantes de secundaria puedan hacer cursos cortos virtuales y presenciales en algunas de las mejores universidades de la ciudad. Y, de igual forma, un problema de fondo que tiene la ciudad es la administración de la Universidad Distrital, una institución que se ha salido de control con serios problemas de corrupción y una pérdida del control institucional. Por ello, se requiere un reto por mejora la infraestructura y trabajar en la calidad de la educación que imparte la universidad, así como la prevención del consumo de drogas y las mafias de expendio que tienen azotada a la institución.
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En le caso de la educación media se seguirá fortaleciendo el proyecto de doble titulación con el Sena y la modernización de los ambientes de aprendizaje en 200 IED. En un tema de inclusión el Distrito está en campaña de crear o renombrar colegios con nombres de mujeres memorables, pues solo el 8% de las instituciones educativas de la ciudad llevan nombre femenino.
Dentro de los entregables como transformaciones del sector educativo, la Alcaldía habla de un cierre en las brechas digitales con la entrega de más de 120 mil tableras con proceso de formación en el desarrollo de habilidades digitales, una mejora en la formación integral con las olimpiadas STEM, la llegada del Bachillerato Internacional a diez colegios distritales y el festival de arte. Por otra parte, el fortalecimiento de la enseñanza de la segunda lengua en las ciudades y el desarrollo de los programas de educación socioemocional, con 200 educadores orientadores para atender problemas de convivencia y hechos de violencia.
En general, las apuestas tanto a nivel nacional como distrital requieren de un compromiso de seguimiento y revisión de las metas. En el caso nacional la solución no es tener más estudiantes en las universidades, sino desarrollar las habilidades para el proyecto de vida de las personas, la formación stem, y la educación técnica y tecnológica deben estar en el abanico de oportunidades de acceso con calidad a la educación terciaria.
En entrevista para Semana, Moisés Wasserman y Cecilia María Vélez expresan que hay unas mejoras sustanciales en alfabetización, acceso, cobertura, pero que la calidad es un tema que tiene que revisarse de fondo con cambios sutiles que puedan generar grandes transformaciones, así como la brecha de deserción entre la educación media y la superior, un tema que requiere analizar no solo el acceso, también el sostenimiento económico y el acompañamiento a los estudiantes.
Otro reto que plantean es cuidar la educación inicial y no desproteger las acciones que han permitido mejorarla, con el desarrollo de habilidades tempranas en los infantes.
Otra acción que no es evidente en las metas nacional y distrital tiene que ver con la mejora en la cualificación de la formación docente. Si bien hay un salto de profesores con estudios de posgrado que ser acerca al 40% de la planta docente, se requiere acompañar a los maestros en procesos de formación y actualización, pues siguen siendo muy bajas las competencias de los profesores frente a otras profesiones. Eso requiere también acciones de motivación, actualización e innovación en la enseñanza, para mantenerlos actualizados frente a las metas que tienen las administraciones para mejorar la educación.
Por último, la importancia de fortalecer la enseñanza de la historia como un camino para la reconciliación, la empatía y la reducción de la violencia, Sin embargo, no puede ser un entrenamiento para la conciliación, sino que tiene que se abierta, amplia, contar con diferentes miradas y plantear habilidades para aprender a resolver los conflictos sin el ejercicio de la violencia.
*Especialista en educación
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