EXHIBICIÓN DE ALTURA EN EL CENTRO DE BOGOTÁ
“Incrustaciones", fragilidad económica y cultural: Sánchez

Alejandro Sánchez

“Incrustaciones”. Así se llama la exposición que desde este mes se encuentra exhibida en las paredes que conectan el Museo de Arte Moderno Miguel Urrutia (Mamu), el Museo Botero y Casa de Moneda, en el centro de Bogotá, como parte de la colección de arte del Banco de la República.

Su autor es Alejandro Sánchez, un bogotano caracterizado por el trabajo con prominentes contenedores que incrusta en diferentes espacios, principalmente en museos y galerías, nacionales e internacionales.

Así, de los muros que conectan el Museo Casa de Moneda, en actual renovación, con las salas del Mamu y la exhibición permanente de la colección de Arte, surgen dos estructuras prominentes que dominan el tránsito: se trata de contenedores de carga que parecen emerger de la arquitectura.

¿Cómo llegaron ahí? Alejandro Sánchez habló sobre esta impecable intersección entre objetos y superficies que se muestran en el centro de Bogotá.

EL NUEVO SIGLO: ¿De qué se trata la exposición?

ALEJANDRO SÁNCHEZ: “Incrustaciones” hace parte de un proyecto en el que me interesa explorar los colores que se usan en el capitalismo, las maneras en las que la economía global se rige. Es un proyecto en el que, a través de los materiales y las pinturas, recalco las economías actuales globales. Constantemente hago uso de la imagen de contenedores de carga; piezas que están en el Banco la República y otras intervenciones como en el Movistar Arena en Bogotá.

ENS: ¿Y cómo surgió la idea de hacer incrustaciones?

AS: De hacer un vínculo entre dos economías muy distantes y muy diferentes; por ejemplo, la de los barrios populares y la de los contenedores de carga. Entonces la manera en que las vinculo es usando materiales que se usan en los barrios marginales, en esos sitios de bajo estrato, elementos como la madera y las tejas de zinc y que uso para hacer las esculturas en forma de contenedor de carga, que son alusivas a un contenedor. Con todo eso quise plantear la fragilidad de esas casas y la inestabilidad del capitalismo. Lo que quiero demostrar es la debilidad de los barrios populares, sus culturas y también la inconsistencia de las economías predominantes; por eso hice uso de la imagen del contenedor. Es como un detonante de reflexiones en torno a la relación entre economía, institucionalidad y cultura.

 

ENS: ¿Qué tipo de pintura utilizó para que no se deteriore con el sol y la lluvia?

AS: Aquí en este tipo de exhibiciones es muy importante la pintura, tanto por el color como por la durabilidad. Es la que garantiza que se vea reflejado un contenedor, porque sin ella las piezas solo serían tejas. Además, que los tonos que se utilizan son los de las navieras, lo que le da mayor realismo a los contenedores.

ENS: ¿Hace cuánto comenzó a crear este tipo de trabajos?

AS: La primera intervención pública fue en la galería La Cometa, en el 2015, y la hice a través de una convocatoria anual. Allí tuve la oportunidad de mostrar este proyecto que es muy imposible en cuanto a la compleja instalación, que requiere unos recursos técnicos. Luego, en el 2018, nuevamente fue expuesta por una invitación del Banco la República, como cada tres años que convoca a artistas jóvenes. Antes de pandemia las piezas se tuvieron que bajar para hacerles un mantenimiento y este año se volvieron a instalar para que la gente pueda apreciarlas y tomarse fotos con ellas.

ENS: ¿Y cómo es el proceso de instalación? ¿Se rompen las paredes?

AS: Las paredes no se rompen. Se hace una instalación preliminar de forma digital y luego, con las piezas cortadas, se incrustan, para dar un efecto como si estuvieran metidas dentro de la pared. Se pueden ver desde los museos como si salieran de la infraestructura.



ENS: Además de “Incrustaciones” ¿qué otro tipo de piezas destaca en su obra?

AS: Paralelamente, estamos trabajando en un proyecto nominado al premio Luis Caballero.  También tengo otra iniciativa que consiste en utilizar unas tejas extraídas y colocarlas en comunidades vulnerables de Cartagena y Buenaventura. Entonces vamos a ir un barrio donde hay una escuelita con un techo en muy mal estado y se las vamos a cambiar. A partir de allí vamos a hacer unas incrustaciones. En noviembre tengo una exposición individual en La Habana, Cuba.

ENS: ¿A qué otros países ha llevado sus incrustaciones?

AS: A toda Latinoamérica. Durante 18 años de trabajo he podido llevar mi arte a países como Argentina, Chile, Perú, Uruguay, México, Panamá, Estados Unidos, Francia, Bruselas, Luxemburgo, Hungría, Japón y muchos países más.

Su interés por los contenedores

Sánchez es graduado de la Academia Superior de Artes de Bogotá como maestro en artes visuales en el 2009 y tres años más tarde, en el 2012, finalizó sus estudios de posgrado en tecnologías para la producción pictórica en la Universidad Nacional de las Artes de Buenos Aires, Argentina. Alejandro investiga los cambios sociales en los países latinoamericanos, especialmente Colombia. Para ello determina las causas, como pueden ser la globalización, la democratización y el crecimiento económico, que producen estas alteraciones en las estructuras sociales.

La relación de Alejandro Sánchez con los contenedores marítimos es de vieja data. Por ejemplo, recuerda que a los 14 años, cuando llegó por tierra a la ciudad colombiana de Cartagena, lo primero que vio fue un muelle de almacenaje que no dudó en interpretar como una playa de tejas de metal. Mucho después, cuando estaba realizando sus estudios de posgrado en Buenos Aires, volvió a enfrentar el mismo paisaje pero ya desde una lectura antropológica y psicoanalítica: como los humanos, estos objetos pueden llevar algo que les individualiza pero no se ve; y como no se ve, la gente se entretiene suponiéndolos en una economía del deseo que solo se activa mientras entren en movimiento, por cuenta ajena.