Alcances del nuevo Código de Policía

Ya era hora, si, de sacar un nuevo Código de Policía. Pasaron 47 años para hacerlo realidad. El tiempo pasa rápido, por eso se hace necesario que cada cinco años se revise, pues la sociedad avanza y cambia a pasos acelerados. Mas aun ahora que estamos en el siglo de las comunicaciones. A una velocidad aterradora los comportamientos evolucionan, la conducta de la gente va modificándose, por lo general para mal mas que para bien. El concepto de todo vale, todo está bien ha predominado en el presente siglo, herencia de aquella época de los años sesenta del siglo pasado de prohibido prohibir, pero que de manera exacerbada ha penetrado en la sociedad donde no se respeta a las autoridades, ni a los mayores, menos a las mujeres y niños. La Constitución del 91 nos llenó de derechos pero escaseó en deberes. Los malos modales imperan, la gente abusa de los demás y todo aquello amparado en una patente de corso de la ciudadanía que se abroga el derecho de hacer lo que quiera sin penalidad. Por eso hacía falta a gritos este nuevo código de policía.

Dicho lo anterior, entro a analizar un poco esta maravillosa herramienta de convivencia y comportamiento. El nuevo Código de Policía es fuerte y así debe ser. Considera muchos comportamientos indebidos a los que la gente no  paraba bolas. Por ejemplo, orinar  en la calle, todo el mundo lo hacía, ahora si lo hacen deberán pagar $ 760,000 por la infracción. Altísima la multa para un país que no ofrece baños públicos a la ciudadanía. Otra, la de no recoger oportunamente los excrementos de las mascotas, muchos dueños les da pereza llevar una bolsa y mas aun recogerlos. En la actualidad deberán hacerlo o pagarán una multa. Lo mismo la estridente música de parranderos que atormentan a la vecindad, tomar trago en la calle, hacer actos inmorales, pintar con graffitis las fachadas de las casas y locales, agarrarse en peleas callejeras, maltratar a los niños y mayores, colarse en Transmilenio, comprar celulares robados, irrespetar a la policía, en fin tantas infracciones a las que los colombianos están acostumbrados y que todo quede en la impunidad.  

Pues bien, ahora las cosas cambian, habrá multas y altas que tocan los bolsillos, eso si le duele a la gente, comparendos pedagógicos y antecedentes infractores. No es un código represivo, es normativo y exigente. Bienvenido en un país que estaba tomando curso el irrespeto, la anarquía y el abuso. Convivir con los demás no es fácil, pero si necesario y debemos ser cada día mas civilizados y respetuosos para alcanzar la verdadera paz social que nos merecemos.

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