“Mudos testigos” llega a la cartelera nacional este 2 de marzo
Cine silente habla de romance y política del siglo XX: Atehortúa

Cortesía Jerónimo Atehortúa

Después de haber debutado en el Festival Internacional de Cine de Róterdam, “Mudos testigos” llega a las salas nacionales este 2 de marzo para rendir tributo al cine silente colombiano y demostrar, si se quiere, que estas historias realizadas hace un siglo dialogan perfectamente con la época actual.

La película se estrena en el marco del ciclo Cine sin Tiempo, que reúne una selección de obras maestras del cine silente que influenciaron su proceso de creación y que en su inauguración, el 22 de febrero, proyectará películas incompletas con música en vivo del ensamble de Carlos Quebrada.

 Jerónimo Atehortúa, autor de películas como “Los cines por venir” y productor de “Pirotecnia” y “Como el cielo después de llover”, aceptó el reto de Luis Ospina y, siguiendo la inspiración de los directores de la Nueva Ola francesa, que previamente fueron críticos, decidió debutar en la dirección de este largometraje de amplio espectro.

EL NUEVO SIGLO:  ¿De qué se trata esta película muda y de amplio contexto histórico?

JERÓNIMO ATEHORTÚA: Es un filme póstumo de Luis Ospina, director caleño que falleció en septiembre 2019, y es la historia de amor entre Efraín y Alicia, quien está comprometida con un señor llamado Uribe. “Mudos testigos” es protagonizada por Mara Meba (Alicia), Roberto Estrada Vergara (Efraín) y Rafael Burgos (Uribe), actores de películas de cine de la primera mitad del siglo XX, quienes vuelven a estar en pantalla gracias al trabajo experimental y de "collage" que habla un poco de cómo era esa Colombia de época.

ENS: ¿Cómo está hecha la película, como fue ese proceso?

JA: Está hecha con mucho esfuerzo, es muy clasificable porque puede recibir la mayoría de las etiquetas que les ponen a las películas, por ejemplo puede considerarse una cinta documental, de ficción, de género, experimental, pero si te gusta pensarla como una película de archivo, "collage", una ficción experimental, también es aceptable. En "Mudos testigos" hay un movimiento doble, porque es la última película de Luis Ospina y es mi primera película, pero también porque está realizada con materiales que se filmaron hace más de 100 años y aún así es totalmente contemporánea.

ENS: ¿Qué tan difícil fue hacer una película con materiales de hace más de un siglo?

JA: El reto de hacer "Mudos testigos" fue grande, no era fácil hacer una historia de ficción con un hilo narrativo creíble a partir del archivo cinematográfico. Así que se apostó por la metodología de siglo XX, “el ‘cine-détournement’, propio del situacionismo, que consiste en hacer uso de imágenes provenientes de otras películas, variándoles el contexto para que adquieran nuevos significados. Esta metodología no solo responde a un trabajo, sino a una práctica poético-política que entiende que los archivos y la memoria fílmica no son objetos de mausoleo, sino objetos vivos en la medida en que sean utilizados una y otra vez para otorgarles nuevos e inusitados sentidos. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las películas del periodo silente en Colombia están incompletas y con las secuencias que existen es difícil hilar una historia. Por eso, a partir de un trabajo de guion, entre Luis Ospina, Juan Sebastián Mora y yo se generó un relato cinematográfico que fusiona la imagen con textos inspirados en obras literarias, que soportan y conectan la historia.

ENS: ¿Más allá de ser una película de amor o de ficción hay un trasfondo?

JA: En ella se cuenta la historia de amor imposible entre Alicia y Efraín en la primera mitad del siglo XX, en un contexto muy convulsionado. Sin embargo, lo que empieza como una historia de amor se va transformando en una de tintes más políticos, también se muestra el modo de pensar de antes, de ver las situaciones y cómo se enfrentaban a ellas. "Mudos testigos" está realizada enteramente con fragmentos de otras películas que corresponden al período silente del cine colombiano, es decir, las películas que se hicieron entre 1922 y 1937, antes de que apareciera el sonido sincrónico. Nosotros tomamos esas películas, las estudiamos muy bien, las vimos cientos de miles de veces e identificamos líneas narrativas.



ENS: ¿Qué representa esta película para Colombia actualmente?

JA: Cuando uno ve películas del pasado, es inevitable conocer un poco más de lo que nos han contado. Esas imágenes por sí solas nos cuentan la historia, las ciudades, la ansiedad, las preocupaciones y un montón de cosas bien interesantes. Inevitablemente conoces el pasado y sus tramas. En este largometraje, además de los actores, las películas mismas son protagonistas, porque recapitulan las ansiedades de un arte y una época, como el paisajismo, melodrama, violencia y también preocupaciones que siguen vigentes en la narrativa colombiana.  Las primeras películas colombianas y gran parte del audiovisual que se ha producido en la historia del país es melodrama y nosotros tratamos con respeto y cariño ese género, que fusionamos con la experimentación para juntar pedazos de muchas películas, como lo hacen la literatura o el cine moderno, para contar una historia de amor a la que se le añade el tema político.

ENS: ¿Cuánto tiempo llevó hacer "Mudos testigos"?

JA: El proceso de la película tardó cuatro años. Delimitar el universo tardó un par de segundos. Después, conseguir esas películas en sus versiones adecuadas, acceder a esas imágenes, tener las condiciones aptas para poder terminarla, sí fue un poco difícil y muy extenso, y tardó alrededor de dos años y medio. Tuvimos la ayuda de Patrimonio Fílmico y digitalizar fue un proceso interesante, después fue necesario conseguir una colaboración de la Cinemateca de Bogotá. Esta película replica un poco en principio cómo era el estilo de las películas mudas en ese entonces, hay imágenes y tiene textos que ayudan a contar la historia, esos textos a su vez están inspirados en la literatura, en la historia. Vemos que antes la actividad fílmica era bastante romántica. Esas películas, sobre todo las de ficción, suelen privilegiar el mundo de los sentimientos, muchas veces están guiadas por una idea, una emoción. La mayoría de las películas son de amor, historias de hombres que se conocen con mujeres y tienen que pasar por diferentes adversidades para poder juntarse, pero también se filtran ansiedades, temas de clases, raciales, de género, y son retratadas con cierto candor, pero si las ves desde otro ángulo, te das cuenta de muchos asuntos que hoy son vitales para pensar, para entender los conflictos y las relaciones fundamentales. Creo que a la gente le pueden gustar esas historias.

Melodrama clásico

“Aura o las violetas” (1924), “Manizales city” (1925), “Como los muertos” (1925), “El amor, el deber y el crimen” (1926), “María” (1926), , “El trágico final de Gardel, su última despedida” (1935) y "Los primeros ensayos del cine parlante nacional" (1937) fueron algunos de los filmes que Luis Ospina seleccionó para dar ese marco narrativo que abarca el paso del cine mudo a las películas sonoras y que pasa de ser un melodrama clásico a una historia con lenguaje cinematográfico mucho más moderno, en la que el protagonista empieza a hacerse consciente de la violencia estructural que lo rodea.