Disciplina, constancia, organización y el manejo magistral de las letras hacen de Pablo Montoya uno de los autores más notables en la literatura contemporánea de Colombia y Latinoamérica.
Entre sus libros relevantes se encuentran “Viajeros” (1999), “La sed del ojo” (2004), “Réquiem por un fantasma” (2006), “Cuaderno de París” (2007), “Lejos de Roma” (2008), “Adiós a los próceres” (2010), “Los derrotados” (2012), “Tríptico de la infamia” (2014) y “Terceto” (2016), para mencionar algunos. El escritor antioqueño ha obtenido reconocimientos de alto nivel, como el Premio Internacional Rómulo Gallegos (2015), el José Donoso (2016) y el José María Arguedas (2017), entre otros.
Desde Madrid (España), Montoya le concedió una entrevista a EL NUEVO SIGLO en la que habló de su más reciente libro, “Una patria universal”, publicado bajo el sello editorial Contemporáneo, de la Universidad de Antioquia. También se refirió a “La sombra de Orión”, la valiente denuncia sobre los desaparecidos y asesinados en los barrios de las comunas de Medellín.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué lo incentivó a escribir "Una patria universal", algún motivo en especial?
PABLO MONTOYA: Este libro es muy especial porque es un compendio de 21 ensayos que celebran la literatura, son mis escritos en los últimos 30 años que llevo de carrera literaria, entonces quise hacer una recopilación sobre el género. Hay unos ensayos más largos que otros y lo quise hacer porque de alguna manera es un reconocimiento a todos esos grandes maestros de la literatura. Por eso el título del mismo, porque es como si la literatura fuera nuestra patria universal, donde no hay barreras, donde podemos dialogar con los diferentes actores, en diferentes lenguajes, regiones o culturas. La tarea fue organizarlos, hacer la colección para publicar con la editorial Contemporáneo. En resumen, quise hacer un homenaje a tantos escritores que han influenciado en mi camino, como una especie de gratitud, porque ellos me han ayudado a entender un poco no solamente el oficio de escribir, sino a comprender el mundo, la geopolítica, el ir y venir de la cultura, los problemas de la sociedad. Entonces creo que la literatura me ha ayudado mucho a entender el mundo en el que vivimos para comprender la tradición literaria. Estos ensayos recogen toda la idea de lo que es la comprensión del género.
ENS: Antes de “Una patria universal” escribió “La sombra de Orión”, dos libros completamente diferentes, ¿por qué ese cambio?
PM: Quise dar un giro de 180 grados. Con “La sombra de Orión” culminé mi ciclo dedicado a la violencia de Medellín y en Colombia. Ahora estoy volviendo la mirada hacia las novelas históricas, los registros literarios, es lo que más de interesa en esta nueva etapa de mi vida, queriendo volver a otras épocas que no tienen que ver con la violencia en Colombia. Estoy con otros asuntos vinculados con la historia, la antigüedad, estoy completamente entregado a los géneros literarios novelescos.
ENS: Sin embargo, ¿quedó marcado con todo lo que se consiguió en la investigación en los barrios de Medellín para poder escribir el libro?
PM: El libro lo escribí entre 2018 y 2021 y la investigación fue mucho antes. Fue una indagación muy profunda, esa historia cruenta de Medellín y sus barrios creo que marca la vida de cualquier persona. Ver cómo la violencia ha sido el motor de estas regiones, que desafortunadamente ha estimulado a los sectores populares de esa ciudad, eso me impactó mucho y me interesó mucho para escribirlo. Inicialmente con operación Orión en 2002, un ejercicio con una gran eficacia militar, pero al mismo tiempo fue nefasta, muy violenta. Y otro factor que me interesó mucho para escribir la novela fueron los desaparecidos de Medellín, particularmente en la Comuna 13. Todo ese panorama hizo que me acercara a los barrios, a tener contacto con la gente, con las víctimas, las familias de los desaparecidos.
ENS: Más allá de todo ese contexto violento que le tocó vivir de cerca, ¿quedó satisfecho con el resultado del libro?
PM: Se cumplieron los objetivos, el libro tuvo un impacto muy fuerte, fue un producto que le molestó a mucha gente, pero es lo que estaba pasando en ese momento y había que contarlo.
ENS: ¿Cuál es su siguiente paso en la literatura?
PM: Estoy recién llegado a Madrid, aquí voy a vivir dos años porque voy a escribir mi próximo libro, del que les podré hablar más adelante. Además, combino el oficio de escritor con el de docente.
ENS: ¿Cuáles cree usted que sean las claves para que un escritor tenga éxito?
PM: La disciplina. Para lograr las cosas se debe ser muy disciplinado, pero también una dosis de obsesión, perseverancia y cierto talento para la escritura. Claro, a veces el talento es innato, pero otras veces se forma, se crea a través del trabajo constante.
ENS: ¿Cómo ha visto la nueva generación de escritores colombianos?
PM: Hay una oleada de nuevos escritores, pero considero que hay que esperar un poco. Hay un gran movimiento, una gran vitalidad, nuevas voces, un montón de expresiones literarias, en el que las mujeres ha crecido mucho y se han destacado. He visto escritores muy talentosos, que pueden llegar muy lejos, pero todavía les falta que se perfilen, que formen un cuerpo literario, que maduren un poco y no solamente en la literatura colombiana, sino en toda América Latina, porque han demostrado que son muy buenos. No solo con la publicación de uno o dos libros se puede llegar a una conclusión, se debe esperar el desarrollo en el tiempo.
Sus raíces
Pablo Montoya nació en Barrancabermeja (Santander), pero se crio en Medellín (Antioquia). En esta ciudad realizó sus estudios de primaria en la escuela Juan María Céspedes y de secundaria en el Liceo Antioqueño de la Universidad de Antioquia. Es el noveno de una familia de once hermanos. Su madre, Mariana Campuzano, dedicada al hogar, fue quien le transmitió el amor por la lectura durante su infancia. Su padre, José Montoya, médico cirujano, lo indujo a que hiciera estudios de medicina. Luego de cuatro semestres cursados en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, de donde era graduado su padre, Pablo decidió abandonar estos estudios y se instaló en Tunja, donde profundizó sus estudios de música y filosofía y letras.
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