Aunque por la pandemia han primado los teclados, la escritura manual es un ejercicio que contribuye a estimular las funciones cognitivas de las personas.
En palabras de la profesora Silvia Cristina Duarte, terapeuta ocupacional y directora de Bienestar de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), no se debe olvidar que escribir a mano refuerza habilidades sociales y factores clave en los primeros años de vida.
En ese sentido, recordó un análisis de datos adelantado entre 2008 y 2018, según el cual cuando se escribe a mano se conectan muchos más puntos cerebrales que cuando se usa un teclado o una pantalla. Además, a diferencia del computador, la escritura a mano conecta a la persona con lo que escribe.
Según la docente, “esta práctica une aspectos mentales, sensoriales, motores y emocionales: al escribir a mano organizamos las ideas, coordinamos la vista con el movimiento, nos ayuda en aspectos de la postura, desarrollamos la percepción visual, agilizamos el procesamiento de la información, la agilidad con la que se puede escribir sin cansancio o dolor en el antebrazo”.
En la charla “La importancia de escribir a mano en tiempos de la virtualidad”, del programa #SaludUNALContigo, la terapeuta Duarte explicó que el contacto con el lápiz, su forma, o el tipo de tinta, crea un funcionamiento cognitivo diferente, permite coordinar el código, sincronizar movimientos y respetar límites, como márgenes y renglones. Esto transmite información al hipotálamo y al hipocampo, que generan las estrategias que se usan incluso en las relaciones interpersonales.
Además, al plasmar las ideas en papel se crean interconexiones neuronales, se trabajan la emoción y la motricidad en conjunto.
“Un estudio argentino de 2018 muestra que en niños entre 7 y 9 años existe una mayor dificultad para actividades como abotonarse, amarrarse los cordones o usar tijeras, igual que en algunos adultos jóvenes, y esto se podría relacionar con un mayor uso de pantallas en edades más tempranas”, expuso la terapeuta Duarte.
Agrega que “entre los 3 y 7 años, cuando se desarrolla el patrón de escritura a mano, se recomiendan juegos en los que se estimule lo sensorial, lo cognitivo lo perceptual y lo emocional; aunque las pantallas dan agilidad en lo perceptual, se disminuye la coordinación ojo-mano y la memoria de corto plazo”.
Cuando se trabaja en la coordinación para movimientos pequeños, precisos y delicados hay cuatro patrones: alcanzar, agarrar, sostener y manipular con la presión necesaria con movimientos calibrados.
Agregó que “escribir ejercita la memoria en un 64 %, se crea una conexión entre lo emocional y lo mental, mejora la creatividad, potencia la motricidad fina y el movimiento disociado, desarrolla la percepción visual, el manejo de límites y la organización mental y temporal”.
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