¿MÁS CONCESIONES?
Negociando con el Eln

El Gobierno, después de claudicar ante las Farc, ha iniciado negociaciones con el Eln. Este grupo, cuenta con menos de 1.400 hombres armados (tuvo 4.500), distribuidos en ocho departamentos y concentrados, principalmente, en la frontera con Venezuela, país donde residen sus cabecillas y se refugian sus hombres cuando son perseguidos por el ejército colombiano. Su principal fuente de recursos, como las de las Farc, son el narcotráfico, la minería ilegal, las extorsiones  y el secuestro. Para realzar su capacidad negociadora recurren al terrorismo, como la bomba contra los policías que guardaban la corrida de toros en la Santamaría el pasado 19 de febrero: un policía muerto, uno ciego y muchas personas heridas. Como lo hicieron las Farc en su momento, presionan a un Gobierno débil y afanoso de obtener un acuerdo a cualquier precio, que se limitó a condenar débilmente el hecho.

Si Timochenko doblegó al Gobierno y obtuvo toda clase de concesiones, como curules sin votos en el Congreso, un tribunal extra constitucional para que los “juzgue” (todos sabemos que no habrá un solo cabecilla de las Farc condenado pero sí empresarios enjuiciados por supuesta ayuda a bandas criminales), suspender la aspersión aérea de los cultivos de coca y permitir que se siga cultivando y traficando mientras no se “indemnice” a los cultivadores, considerar delitos conexos al de rebelión al secuestro, la extorsión y el narcotráfico, dar valor constitucional a los acuerdos, etc., los cabecillas del Eln buscan partir de estos logros para acceder a un acuerdo aún más ventajoso.

Además, los elenos siempre han insistido que cualquier negociación debe incluir una gran Convención Nacional con participación de los diferentes representantes de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional donde se discutan las causas económicas y sociales de los conflictos armados colombianos y donde el Gobierno se comprometa a adoptar medidas sociales como elevar impuestos y mayor gasto social. En otras palabras, sería una constituyente más amplia que la de La Habana.

Una dificultad es que los cabecillas del Eln no parecen controlar sus diferentes frentes, los que han logrado bastante autonomía mediante sus actividades ilegales. Las negociaciones con el Eln van a durar, muy posiblemente, más que las de La Habana y nos tocará sufrir más atentados terroristas como el de la plaza de toros pues estos son, tal vez, los únicos medios de presión que tienen.

Esperemos que Santos, ya con su Nobel, sea más firme con Gabino que lo que fue con Timochenko y no se deje llevar por el argumento demagógico, empleado para justificar las concesiones a las Farc, de que ellas se justifican para evitar las muertes que causa un conflicto armado, las que para los habitantes de las ciudades no tienen ningún valor.