La no concurrencia del liberalismo a la votación favorable de la reforma a la salud, me ofrece la oportunidad, ahora más que significativa, de volver a plantear el tema del funcionamiento de las coaliciones que integran el gobierno del presidente Petro.
Hay dos coaliciones: la Petrista que participó en el triunfo electoral y la No Petrista que apoya al gobierno según la declaración formal que hicieron en septiembre de 2022 para cumplir con las exigencias del Estatuto de Oposición. Y hay dos partidos declarados en la oposición: el Centro Democrático y, ahora, Cambio Radical, que venía obrando como independiente. La coalición No Petrista gobiernista está constituida por el Liberalismo (14 votos), el Conservatismo (15) y la U (10). En total en el Senado serían 39 votos. Si a ello se suman los 11 de Cambio Radical y los 13 del Centro Democrático tendríamos 63 votos en contra de los 108 que hay en el Senado. O sea, una mayoría más que absoluta. No hay para qué hacer esas cuentas en la Cámara. Es bien claro que el gobierno en estas circunstancias no tiene mayoría para aprobar la reforma de la salud.
¿Acaso podrían los senadores de estos partidos abandonar la disciplina y votar sin respetar la decisión del jefe respectivo? ¿O se requiere una votación mayoritaria de la respectiva bancada para obligar un voto disciplinado en cada partido de la coalición No Petrista? Y ¿qué pasa, entonces, con los partidos que no votan a favor de la reforma a la salud o que se abstienen? ¿Se entiende que ya no forman parte de la coalición de gobierno? ¿Pasan a ser oposición? ¿O a la condición de independientes?
El Estatuto de Oposición no permite sino un cambio con respecto a la posición asumida frente al Gobierno. Por ejemplo, Cambio Radical que en septiembre se declaró independiente y, ahora, oposición, tiene que seguir como oposición hasta el final del Gobierno ¿Ocurriría lo mismo ahora con los partidos que no concurrieron a la votación favorable de la reforma a la salud? Si es así, el gobierno se habría quedado sin mayoría congresional y habría perdido gobernabilidad legislativa, por lo menos, en los proyectos más controversiales. Me parece que esta conclusión no es clara porque lo que se estaría determinando ahora sería la continuidad o no de estos partidos en la coalición de gobierno. Una decisión muy trascendental.
Es un gran error que no exista una regulación sobre el funcionamiento de la coalición de gobierno. Ésta requiere una gobernabilidad democrática. Se podría establecer, con claridad, que contribuir al hundimiento de un proyecto importante no equivale a salirse de la coalición. No ocurrió así en el caso de la derrota de la reforma política porque hasta el gobierno concurrió en abandonarla. O se podría establecer algo similar al parágrafo tercero del artículo 49 de la Constitución francesa, vigente desde 1958, y aplicado con frecuencia, en virtud del cual el gobierno compromete su responsabilidad, el proyecto de ley es aprobado y se promueve una moción de censura contra el gobierno que si no es aprobada deja a salvo la aprobación de la respectiva ley, tal como ocurrió hace unos días con la Reforma Pensional.
Preparémonos para un debate que puede ser candente. Otro factor de incertidumbre porque no hay reglas que gobiernen la coalición.
Me parece, y no es la primera vez que lo digo, que esta norma del Estatuto de Oposición que no permite sino un cambio de opinión es equivocada. La política no es así ni debe ser así.
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