JULIO, 35 AÑOS COMO CURANDERO
Perspectiva. Saberes ancestrales tocan puerta de reforma a la salud

Cortesía Julio Rodríguez

“Como un don para sanar”. Así cataloga Julio Rodríguez el hecho de aliviar algunos males físicos a través de sus manos. Una práctica denominada como sobandero que se encuentra en la lista de los saberes ancestrales incluidos en el proyecto de reforma a la salud propuesta por el Gobierno nacional.

Esta es una estrategia de prevención de enfermedades en el que se incluye la participación de yerbateros, taitas, curanderos, parteras y otros perfiles de la medicina ancestral.

El tema ha tomado tanto revuelo en los últimos días que incluso la Organización Panamericana de la Salud (OPS) realizó, recientemente un intercambio de experiencias y saberes ancestrales con respecto a la partería desde los pueblos indígenas que habitan en Colombia, reconociendo así su aporte a la medicina moderna.

Julio lleva más de 35 años como sobandero y para él, ser reconocidos en la medicina convencional va más allá de un avance, es darle valor a un conocimiento que por generaciones ha estado bajo la sombra.

De acuerdo con el Ministerio de Salud, el nuevo modelo preventivo no sólo tendrá médicos generalistas, enfermeros y psicólogos, sino que también podría incluir a otras personalidades que, con conocimientos ancestrales, contribuirían al tratamiento en salud de los colombianos.

Y es claro que una gran parte de los colombianos acuden a estas prácticas o lo que es peor aún, se automedican. Sin duda, son las abuelas las que en muchos casos motivan a tomar remedios caseros para aliviarse las enfermedades, en la mayoría de los casos, estas recetas son provenientes de la medicina tradicional o ancestral, la cual es usada, principalmente por las comunidades indígenas.

Manos sanadoras

El oficio del sobandero va más allá de tratar una fractura grave o una lesión muscular. Tiene más que ver con técnicas, conocimientos, experiencias y responsabilidad.

“Los sobanderos deben estar preparados para saber ubicar los huesos en sus sitios, lo que muchas veces los médicos o fisioterapeutas no tienen ese conocimiento para poder ubicar un tobillo o lo que son los ligamentos. Durante mis 15 años en este oficio he podido salvar a mucha gente de una operación” refiere Julio, quien desde que tenía 15 años descubrió que podía utilizar sus manos para aliviar los dolores.

El bogotano tiene su consultorio en la Calle 69A con 72A – 60 en la Capital, donde trata dolores del nervio ciático, túnel del carpiano, sinusitis, amígdalas, esguinces, displasias, costillas sumidas, estrés postparto, espolones, entre otros.

También estudió acupuntura y el poder curador de las plantas. Está certificado por el Instituto Médico Superior de Acupuntura China y Ciencias Energéticas. "Tengo una efectividad de un 95 %, eso sí cuando uno ve que el paciente tiene una fractura hay que decirle que debe acudir al médico. Ser sobandero implica mucha responsabilidad, porque, por ejemplo, hay mucha gente que desconoce que cuando una costilla se fractura puede perforar un pulmón y causar la muerte, lo mismo pasa con un tobillo; si es una fractura se forma una gangrena y también tiene consecuencias irreversibles. Hay que ser muy responsable en este oficio, porque se compromete la vida de una persona. A veces hay que decirle a la gente que la opción es la cirugía o lo más recomendable cuando hay una un nervio ciático y muy lesionado lo mejor es ir a un médico”, destaca el sobandero.

Procedente del Tolima, Julio manifiesta que algunos sobanderos heredan el conocimiento de padres o abuelos que han sido curadores de alguna manera. “En mi caso, soy indígena y desde que era un jovencito tengo esa capacidad de sanar dolores y acomodar los huesos. Estudié 15 años las plantas para poder ayudar a la gente, porque hay ligamentos que se inflaman y eso se puede trabajar con las plantas. Una de las cosas más difíciles de tratar es el nervio ciático, con eso hay que tener mucho cuidado, así como con el espolón (talón)”.



Lo más recurrente

A su consultorio llegan personas con lesiones en los tobillos, los hombros, la columna, entre otras dolencias de las que ha podido ayudar a recuperar a sus pacientes, incluso, llegan buscando sus servicios por recomendaciones de algunos médicos que han podido ver la efectividad de la práctica ancestral

Mientras algunos utilizan aparatos como lámparas, masajeadores profesionales, aceites, cremas, entre otros elementos, los únicos instrumentos de Julio son sus manos, sus plantas y sus conocimientos.

Si bien estas técnicas alivian los dolores, también aliviarían el sistema de salud pública, puesto que una persona que sufra de una caída podría acudir a los saberes ancestrales antes de visitar un hospital.

Por ejemplo, la caída podría producir lo que comúnmente se llama cuajo o esguince, males que bien podrían tratarse con un sobandero o curandero.

“Una vez vino a mi consultorio una abogada que llevaba 14 terapias de fisioterapias por una lesión en un tobillo. Acudió a mi consultorio por recomendación de un médico, porque ellos saben que esta es una alternativa que funciona y, además, saben que hago muy bien el trabajo, tengo muy buenos conocimientos. La paciente con una sola sesión le mejoró el pie”, recuerda Julio.

No cabe duda que en muchos casos las personas acuden a este tipo de alternativas tradicionales, sobre todo, cuando se trata por accidentes caseros o males como la diarrea o dolor en la parte baja del estómago, esto significa que el pequeño se encuentra “descuajado”, lo cual se origina, según los curanderos o yerbateros, por una caída fuerte, por lo que es necesario “sobarlo” con un masaje practicado en el estómago y, finalmente levantarlo de los pies; desde la creencia ancestral de estas personas, esto sirve para que el “cuajo” vuelva a su lugar.

“Muy importante es que debe estar certificado para poder hacerlo, sin egoísmo ni pretensiones, porque hay cosas que los médicos no hacen y es ubicar una costilla sumida. El sobandero es un instrumento de Dios para poder ayudar a las personas”, destacó Julio Rodríguez.