¿Qué podrá indicarle al presidente Petro que el Eln quiere la paz? Nada apunta en ese sentido; ni un mínimo gesto, ni ahora, ni en el pasado. Desde finales de los años setenta, hasta hoy, todos los intentos han sido fallidos.
La historia se repite invariablemente. Después de los acercamientos preliminares, el Eln termina abruptamente la negociación y, al final, su afán de demostrar poderío cuesta muchas vidas. El intento de Samper terminó con la masacre de Machuca y un centenar de personas calcinadas. En medio de las conversaciones con Pastrana, secuestraron a los pasajeros y tripulantes de un avión de Avianca, a los feligreses de la iglesia La María y a los viajeros que transitaban por la Vía al Mar, en el Valle. El último intento, terminó con el atentado a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander y dejó un saldo de 22 muertos y 68 heridos.
En todos estos casos, las víctimas estaban en completo estado de indefensión. Qué guerreros tan cobardes, estos que hacen la guerra a través de personas que no pueden defenderse. El Eln no es ningún ejército y mucho menos es de liberación. El acto atroz que cometieron en el Catatumbo es una canallada. Escondidos entre la bruma de la madrugada, detonaron explosivos y volaron una base militar. Mataron a 9 hombres y dejaron gravemente heridos a otros tantos, la mayoría eran soldados regulares, jóvenes que estaban prestando el servicio militar. Varios de ellos, además, eran indígenas wayúu; habían logrado sobrevivir a la exclusión y a la pobreza, y terminaron sorprendidos por la muerte en su versión más sangrienta.
Todo es irracional. Como respuesta al reconocimiento del estatus político otorgado hace unos días, el Eln avanza en dirección contraria y comete un acto terrorista; como para que no quede duda de cuál es su verdadera naturaleza. El gobierno, por su parte, prioriza al municipio de El Carmen, donde ocurrió el atentado, pues se encuentra permanentemente hostigado por grupos armados; no obstante, los encargados de cubrir esta posición crítica son soldados regulares, los más inexpertos de un curtido ejército que lleva décadas combatiendo.
Si bien los intentos de negociación con el Eln no han sido exitosos, la vía militar ha fracasado estrepitosamente. La prueba es que ya pronto se cumplirán 60 años de su fundación y claramente, en los territorios donde hace presencia, esta organización tiene el poder de decidir quién vive y quién muere.
¿Por qué puede ser interesante para ella negociar?, ¿qué puede ser más atractivo que la gama infinita de actividades ilícitas que controla en la frontera con Venezuela? Buscar la salida negociada a los conflictos siempre será el camino, pero todo indica que en este caso, si es que prospera la idea, tendrá que hacerse en medio de las explosiones. Así, quienes van a pagar el precio de la negociación serán, de nuevo, las personas indefensas, las que no tienen posibilidad de elegir. Esa es la tragedia sin fin de esta guerra que nos tocó vivir. @tatianaduplat
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