A partir del 15 de abril estará disponible en El Parqueadero, espacio de experimentación del Museo de Arte Miguel Urrutia (Mamu) la exposición “Sanaduría”, como una especie de mediaciones para tejer sentidos plurales de la paz, realizada por el Centro de Pensamiento Pluralizar la Paz de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia.
Esta propuesta curatorial participativa y colaborativa indaga sobre los procesos y las experiencias asociadas al concepto de paz en las comunidades indígenas wayuu, pasto, camëntsá-inga, murui, nasa y la Asociación de Víctimas del Nordeste Antioqueño, Asovisna, a la vez que es una invitación a relacionarse con cada una de las diversas alternativas y posibilidades de imaginar la paz.
Como parte de las actividades que hacen parte de la exposición se realizarán conversaciones, talleres, conferencias e interacciones.
En el centro del espacio expositivo hay una estructura de guadua con bancos amazónicos alrededor de una tulpa, o un espacio donde la palabra se abriga, que invita a que el público se congregue, delibere y desarrolle actividades de mediación de manera conjunta.
Con la exposición “Sanaduría” se establecen puentes de diálogo e intercambios de saberes en torno a las diversas formas de hacer la paz en puntos diversos de la geografía colombiana, desde La Guajira, pasando por el Cauca andino y el Piedemonte Amazónico, hasta la Amazonia.
Esta exposición se realiza en el marco del proyecto cultural “La paz se toma la palabra”, que adelanta la Subgerencia Cultural del Banco de la República en todo el país.
La exhibición cuenta con videos testimoniales, fotografías del proceso investigativo y dispositivos creados por los coinvestigadores indígenas y sobrevivientes del conflicto armado, tales como una cortina de hojas de coca del artista nasa Mauricio Cuchimba, un nido del artista camëntsá Jairo Palchucán, un tejido de algodón de la tejedora wayuu Iris Aguilar Ipuana, un cuadro de plantas y piedras de la sanadora pasto Pastora Tarapués, unos cantos grabados por el sabedor murui Ginel Dokoe y una muñeca -la Gigantona- protagonista de los carnavales del Nordeste Antioqueño, creada por los miembros de la asociación.
Tanto guion como dispositivos de la exposición están atravesados por cinco unidades narrativas que tienen cierta secuencialidad, sin que obliguen a un recorrido estrictamente lineal:
Juntanza: representa un primer esfuerzo de congregarse y analizar la situación, no ocurre de manera espontánea ni se puede hacer de modo apresurado. Es un trabajo perseverante, una invitación a sortear las quebraduras y, sosegadamente, imaginarse futuros que favorezcan convivencias.
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Abrir caminos: es la convicción de que existen formas de transformación para la convivencia, incluso en las situaciones más aciagas y difíciles. Es emprender las tareas que permitan despejar el horizonte de los obstáculos que impiden el diálogo, el reconocimiento y la inclusión del otro.
Mediar palabra: la mediación labra formas de convivencia y hace posible otros futuros que no pasan por la liquidación del otro. Significa la intervención de otros, mediadores de la palabra del futuro, no para borrar las diferencias sino para encontrar formas de convivencia.
Enfriar la palabra: nos remite al respeto por la palabra, a la preparación que requiere el hablar para que lo dicho sea recibido apropiadamente. Implica cuidado, respeto, reconocimiento, en el entendido de que la paz no se opone al conflicto: ambos viven en la casa de la palabra que se enfría.
Trenzar comunidad: es otro aprendizaje que se incorpora a la exposición y se refiere a aceptar los hilos que nos componen como comunidad. Somos más que los mismos, somos plurales y diferentes, pero esa diversidad no clausura la posibilidad del diálogo y de reconocimiento.
La exhibición busca mostrar que el concepto de paz no es unívoco, sino que responde a contextos históricos y a expectativas múltiples, la paz no es un concepto evidente ni universal. Es opaco, alberga experiencias, expectativas y prácticas diversas. Requiere procesos laboriosos, mediados y negociados. La paz implica trabajo: juntarse con otros, abrir caminos, dejarse afectar, enfriar las palabras y escuchar, mediar, pa-labrar, trenzar comunidad, entretejerse.
“Sanaduría” es una invitación a poner en cuestión certezas y alterar las creencias, también es un laboratorio pedagógico que busca seguir pluralizando la paz con los visitantes, a través de actividades de mediación en las que la escucha y el diálogo son experiencias significativas.
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