La mentira maneja las cosas en esta época en que un mundo cada vez más manipulable se deja arrastrar por los falsos expertos en las comunicaciones cizañeras, mendaces y patrañeras.
El Nobel Vargas Llosa durante su paso por la Feria Internacional del Libro de Bogotá, no pudo definirla mejor: “jamás la mentira había tenido tanto prestigio”.
En Colombia, como en el orbe entero, la mentira es la manejadora de la sociedad, especialmente en época electoral. Candidatos, partidos, movimientos y hasta las autoridades y gobernantes, se dejan llevar por el mal del siglo XXI.
Pensábamos que firmada la paz, habría un alto en el camino que garantizara la vida, honra y bienes de una población en la que no existe familia alguna, sin crespón luctuoso.
Cuando Santos y De la Calle lograron sentar a los jefes guerrilleros en una mesa, sobre la cual se extendiera el acuerdo de paz para rubricarlo, arreciaron las sangrientas y cáusticas críticas de quienes aprovecharon la guerra, con voracidad insaciable, para lucrarse económica, política y socialmente.
Con palos en las ruedas buscan frenar y malograr la convivencia que empieza a mitigar la confrontación de tantos años, con tantos muertos, secuestros, amenazas, odios e intolerancia.
Todo parecía fácil cuando se estampaban las firmas en documento tan trascendental. Pero antes de que la tinta se secara y las plumas estamparan las rúbricas de los negociadores, llovieron maldiciones, críticas, censuras y reproches, por parte de los adictos a la guerra.
Escapando a esa maraña, muchos fueron los compatriotas que empezaron a comprender el paso que se había dado. Experimentaron y disfrutaron del regreso a sus tierras, a sus regiones. Sintieron el apretón de manos de sus antiguos adversarios. Pero hay líderes que no descansan ni perdonan. Dedican todo su tiempo a amañar, mentir, falsear y engañar a una sociedad que aún siente el sabor agridulce de esa violencia cincuentenaria.
Muchos comentarios, confidenciales y rumores, se niegan a aceptar como ciertas las acusaciones a líderes de la guerrilla, como Santrich. Para ellos parece un montaje. Tampoco comprenden la actitud de la Fiscalía, que incitó al saqueo de unos supermercados que dijo pertenecían a las Farc. Los supuestos propietarios tuvieron que ser liberados.
No es preciso ahondar más en los obstáculos que ha tenido que superar el proceso de paz. A diario aparecen, porque como dijo Vargas Llosa, “jamás la mentira había tenido tanto prestigio”.
Tal vez Colombia sea terreno propicio para que reine la mentira, porque algunos de sus dirigentes la gozan, la disfrutan y la utilizan. Mienten las encuestas, mienten los contratistas corruptos, mienten los políticos promeseros, apestan las redes.
La mentira es la patente para corromper, mangonear y manipular a grandes sectores de la opinión pública que se dejan manejar y cabildear.
BLANCO: El pacto de una campaña sin violencia –y ojalá sin mentira- firmado por los candidatos, a instancias de la Andi, El Tiempo y la W. Valiosa súplica.
NEGRO: Por fin cayó un malo. El magistrado Malo.
gabrielortiz10@hotmail.com
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