Decisiones cruciales

  • Retos de la nueva cuarentena
  • Del Presidente a las alcaldías

 

El Gobierno nacional ha decidido, a partir de mañana, abrir la cuarentena de dos sectores claves en el empleo y la economía, como son la construcción y la manufactura. Para ello ha decretado unos protocolos que deben servir de base obligatoria a todos los alcaldes para que, empresa por empresa, otorguen gradualmente las autorizaciones de operación laboral, con base en las normas de salud pública, bioseguridad y aislamiento operativo que deben ser seguidas imperativamente tanto por las compañías como por los trabajadores. No sobra decir, igualmente, que las certificaciones deben ser controladas por parte de las autoridades locales a rajatabla, por decirlo así, con el objeto de poner todo el énfasis posible en su responsabilidad directa.

En consecuencia, está en manos de los alcaldes actuar sin la más mínima laxitud y bajo el criterio ineludible de impedir la propagación de la epidemia. Muchos municipios no han tenido, por fortuna, que enfrentar directamente el reto del coronavirus, pero las principales ciudades ya lo tienen dentro de la población. A su vez, la curva colombiana de contagio, relativamente controlada frente a las previsiones iniciales, sigue no obstante su ritmo ascendente. Esto ha sido más claro en esta semana, tanto por el número de infectados como por el de fallecimientos, aunque de modo paralelo también ha crecido el número de pacientes dados de alta.

Por demás, como se sabe, las cifras colombianas suelen tener un retraso, según se ha dicho por los estadígrafos, lo mismo que también es conocido que a mayor número de pruebas se podrá confirmar que hay mayor número de contagiados. De hecho, uno de los problemas colombianos centrales consiste, precisamente, en aquella circunstancia negativa de no haber tenido el número suficiente de pruebas a la mano para poder constatar la dimensión del fenómeno virulento y a partir de sus resultados aislar a afectados, como se hizo en Corea del Sur, Alemania y Taiwán. Solo hasta ahora se comienza a contar con esa alternativa en un tamaño considerable, de manera que será ahí cuando podrá evaluarse la magnitud de los contagios y la velocidad de dispersión de la infección.        

Asimismo, es todavía prematuro saber cómo se comportará el virus en América Latina, mucho menos ante los procedimientos diferentes que han tomado los países. Frente a ello, sin embargo, los resultados colombianos, por el momento, demuestran que haber adoptado adecuadamente el mecanismo de la cuarentena ha sido favorable. Pero ello no quiere decir, en modo alguno, que se haya superado el reto a la salud pública, ni mucho menos que se pueda cantar victoria cuando se ha afirmado por todos los medios que aún no se ha llegado al pico epidemiológico. Como la premisa ha sido la de salvar vidas, como debe ser, las nuevas exenciones a la cuarentena tendrán pues que tratarse con todo el rigor del caso. De lo contrario, el tema podría devolverse negativamente.

En ese orden de ideas, es indispensable entonces una gran pedagogía sobre el asunto, puesto que en esto cuenta ante todo una gran disciplina social y un compromiso individual sobre la base de la consigna universal: cuídate tú para cuidar a los demás.

Para el caso de Bogotá, donde la afectación es más pronunciada, esa pedagogía masiva tiene que ser un norte impostergable. Tanto a nivel nacional como capitalino se han hecho esfuerzos, a no dudarlo, para que la población asimile las normas de higiene y salud social. Pero de la misma forma, con la apertura parcial de la cuarentena y miles y miles de personas en las calles, faltaría un ejercicio de mayor envergadura y extensión en ese propósito puntual.

Es, como dicen los protocolos, la Alcaldía Mayor la que en últimas y de acuerdo con la aplicación de los decretos nacionales, sea la que vigile y controle las autorizaciones a las empresas y a los trabajadores. Más allá, pues, de supuestas pugnas políticas entre los gobiernos Nacional y el Distrital, a las que algunos quieren ponerle megáfono, echándole más combustible al fuego, lo cierto es que ambos estamentos han terminado actuando dentro de los canales institucionales establecidos. Por supuesto, podrá haber diferencias de estilo en la forma, pero en el fondo, que es lo que cuenta, el único objetivo no puede ser sino el de acertar en medio de un panorama tan difícil e incierto como el que se presenta actualmente.