“Así empezaron para ellos esos días febriles de amor y de entrega total, donde la emoción de descubrir nuevas felicidades se confundía con la plenitud de placeres, que lejos de agotarse en su consumación, parecían renovarse en una embriagadora sinfonía de la sensibilidad”. Este es solo un fragmento de la más reciente historia de amor entre Simón Bolívar y Manuela Sáenz, escrita por Alberto Abello y el cual devela el inagotable amor entre estos dos personajes que marcaron la historia de la región.
Con el título “Bolívar y Manuelita: una pasión histórica”, el libro expone de manera sutil el romance desenfrenado entre Bolívar y Manuelita y cómo ese idilio se mantuvo durante las batallas que emprendieron en la región. Fue presentado el 26 de abril en la Feria Internacional del Libro, en Corferias.
Este novedoso ensayo aporta interesantes documentos desconocidos sobre la relación de Simón Bolívar con la hermosa quiteña que le salvó la vida y que fue la fiel, abnegada y valerosa compañera de los años más duros del Libertador, que son aquellos transcurridos entre el fin de la guerra de Independencia y el tormentoso establecimiento de la República.
En detalle
Alberto Abello también describe los pormenores de la situación histórica de los dos personajes, así como las costumbres y detalles de las ciudades en que nacieron, Quito y Caracas.
“Una historia a partir de 1822 en la que Bolívar conoce a Manuelita. En ese entonces ya él es un personaje consagrado por la historia, ya había liberado a varios países, después vendría Venezuela y Colombia, ya que se lanza a un proyecto mucho mayor; su nombre ocupa un papel muy definido y es cuando conoce a la joven de 23 años, quien se acaba de separar del marido. Ambos se conocen en Quito y desde ese día quedan conectados, atraídos. Bolívar de unos 35 años y ella muy joven y alegre”, destaca Abello.
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Es así como el escritor narra los acontecimientos que avivaron esos amores, los cuales estaban ligados a los hechos históricos, políticos y de toda índole en los que Bolívar estaba involucrado. La narrativa cuenta cómo ella poco a poco va entrando en el mundo del Libertador y cómo se convierte en una pieza fundamental de los acontecimientos.
Para Abello, “Manuelita tuvo tanta influencia que logra entrar al ejército para cuidar al Libertador y estar cerca de él. Va ascendiendo y llega al grado de coronel en la Batalla de Ayacucho. En ese entonces era casi imposible que una mujer hiciera eso. En medio de esos amores la mujer se va interesando por la política y logra que Bolívar tenga plena confianza en ella, por lo que se convierte en un factor de poder”.
Estudios
Los amores de Bolívar y Manuelita han sido por décadas objeto de estudios no solo en el país, sino en las otras naciones que él libertó, por su connotación en la historia. Incluso, de acuerdo con el escritor, hay investigaciones que dicen que Bolívar buscaba el afecto maternal en cada una de las relaciones que había tenido y al conocer a Manuelita encontró a una persona que lo podía acompañar en la guerra, en un baile, que podía conversar con él, entenderlo.
“Para mí, desde el punto de vista químico y emocional había una pasión muy ardiente que trascendía las cartas que se enviaban y que inclusive Guzmán Blanco, presidente de Venezuela en ese entonces, las mandó a quemar, más de 200 cartas porque le parecieron inapropiadas. En ese tiempo Bolívar ya estaba un poco enfermo y necesitaba una compañía y Manuelita le daba esa energía, pero también era un apoyo espiritual y humano”, añadió Alberto Abello.
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