Como antesala a la visita del presidente Gustavo Petro a España tuvimos en Colombia el remezón ministerial. Cambios de gabinete que generaron múltiples opiniones y preguntas sobre cómo sería de ahora en adelante el gobierno. Días después de dicho episodio, el político español Pablo Iglesias hizo un “análisis” de cómo los medios habíamos reaccionado en nuestro país a dichos cambios. En sus observaciones se evidencia que, a pesar de haber pasado 200 años, en el ADN de los ibéricos hay resquicios de la época colonial, incluso en aquellos que se consideran progresistas y “hermanos” de esta administración.
Tras su dimisión del gobierno de Pedro Sánchez, y después de haber fracasado en su intento por lograr la alcaldía de Madrid, Iglesias decidió en el 2021 abrir un canal de Youtube que se vende como un medio de izquierdas que busca ser alternativa al bloque mediático de la derecha dominante en la prensa. En ese canal digital lo acompañan activistas de su misma línea, como la rusa Inna Afinogenova, quien trabajaba en RT (medio financiado por el gobierno ruso) y que es recordada principalmente por burlarse hasta el último segundo de la inteligencia americana que alertaba que Putin invadiría Ucrania.
A través de esa plataforma digital, con cierta sorna de conquistador, comentaron por aproximadamente una hora cómo los medios en Colombia habían cubierto la noticia de los cambios de gabinete del gobierno Petro. Leyendo un prompter y cometiendo errores a la hora de pronunciar los nombres de los ministros, este grupo de comentaristas digitales, liderado por el político español, evidenciaron cómo desde Europa, incluso entre aquellos que se consideran progresistas, indigenistas y defensores de las minorías, todavía hay un claro dejo colonial.
La crítica es válida y necesaria. Sin embargo, cuando se hace utilizando un tono de superioridad moral desde la lejanía y en completa ignorancia de los hechos que se discuten, resulta ofensiva y evidencia que todavía en España hay quienes creen que América Latina es incapaz de decidir su propio futuro y, por eso, debe ser orientada desde el mediterráneo por quienes son verdaderamente ‘iluminados’ para conducir los hilos de nuestras naciones.
La situación política requería de un análisis en profundidad sobre los claros cambios ideológicos entre el viejo y el nuevo gabinete del presidente, dado que la ruptura de la coalición de gobierno ha llevado, sin duda, a una administración más afín al Pacto Histórico. Esta situación generaba un amplio margen para que nuestros colegas españoles demostraran su interés y conocimiento sobre la política colombiana y comentaran sobre los efectos políticos que este cambio puede traer. Sin embargo, optaron por una burla superficial, en donde ante la ausencia de argumentos de relevancia, ironizaban desde su superioridad moral con aires colonialistas sobre sus colegas periodistas colombianos.
La pluralidad de opiniones es necesaria en una democracia. Y la diversidad en la información que recibimos es fundamental para no germinar regímenes políticos más autoritarios. Por eso la crítica a los periodistas siempre será bienvenida. Pero dicha critica ojalá sea con respeto, nivel y profundo análisis, y no rememorando épocas oscuras que vivimos en el continente americano por cuenta de que los conquistadores se creyeron superiores. ¡Señoras y señores, la independencia de nuestras naciones se dio hace más de 200 años!
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