“Cuerpo sano en mente sana” se ha predicado a partir de su texto original: “Mens sana in corpore sano”. Es un pensamiento atribuido a Platón, sin que haya prueba de que así sea; otros lo adjudican a Juvenal. Pero esto no es trascendente, lo interesante es deducir su veracidad. No importa que se diga que en cuerpo sano, mente igual.
El maestro Rodrigo Córdoba, en simposio patrocinado por los laboratorios Abbott, hizo una interesante exposición acerca del generalizado Trastorno Bipolar, explicación que, casualmente, coincidió con el escándalo público que provocó la muerte de la menor Mailin Listh Villamizar, en la Villa del Rosario, a causa de su ahorcamiento. Un suicidio que se sostiene, por los medios de comunicación, fue motivado por la práctica de un juego virtual, “La ballena azul”, que estimula emociones tenebrosas.
De la charla del doctor Córdoba hay que destacar una observación importante de estrecha relación con el caso comentado. La política oficial de salud pública, en cuanto tiene que ver con la prevención de trastornos mentales, es negativa; amén de un complejo social que hace inviable el control de los síntomas que denuncian esas falencias de conducta. Ciertamente es corriente que quienes padecen desequilibrios mentales oculten su deficiencia, pues, o no tienen crítica personal o suele causarles vergüenza el admitir esa dolencia y, por lo mismo, no acuden al médico especialista.
Estadísticas de la dolencia generada por los trastornos mentales (depresión, obsesión, pánico…) muestran que el descuido médico, generado por el retraimiento o timidez de la personalidad, conduce a que con el paso del tiempo las crisis se agraven y causen tragedias -feminicidios- que, si se hubiesen tomado medidas oportunamente, seguramente se habrían evitado.
Hay manifestaciones de ansiedad, simples, que son suficientes para deducir el desorden mental. La anorexia, por ejemplo, disimulada con el cuidado de la vanidad, es un síntoma de pérdida de la autoestima que debe observarse con cuidado; consultar al psiquiatra no debe generar pena, pena debe dar el no cuidar de la salud mental. Y es precisamente esa actitud la que da lugar para que el estamento oficial no despliegue tareas y campañas para corregir esas situaciones que cada día tienden a ser más generalizadas.
En el caso de los adolescentes que practican el juego de “La ballena azul” no se debe descartar que la atracción a esa “recreación” sea motivada por un sistema emocional debilitado que provoca depresiones que aguijonean conductas conflictivas, en no pocas veces, producto, posiblemente de impactos hogareños en la relación afectiva de y con los padres, según el principio del determinismo psíquico.
El aforismo popular enseña que “de músico, poeta y loco todos tenemos un poco”. Conclusión alusiva a la inspiración espontánea e irracional del ser. No obstante, hay comportamientos humanos que conviene observar y analizar preventivamente, pues suelen ser avisos que se debe consultar al psiquiatra, para precaver una alteración de la salud mental y una tragedia o un delito.
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