Las Fuerzas Armadas venezolanas parecen estar de espaldas a su pueblo. Parecen no oír su desespero, no sentir su miseria, ni su hambre ¿Acaso no ven la escasez de comida, de medicinas, de todo lo indispensable para poder llevar una vida digna?
El pueblo desespera ante una situación inaguantable y ellos no se dan por enterados; no ven los muertos en las calles, ni las cárceles llenas de presos políticos, ni tantos otros abusos cometidos contra sus compatriotas, a los que han jurado defender y hoy han abandonado.
Su deber de salvaguardar la democracia, hacer cumplir la Constitución y defender a sus gentes ya no lo ejercen ¿Acaso se han convertido en esbirros al servicio de Nicolás Maduro? El pueblo venezolano se encuentra abandonado.
Hoy, Caracas es considerada la ciudad más insegura de Latinoamérica y una de las que sufre de mayor criminalidad en el mundo. Sin embargo, quienes son responsables de la seguridad en sus calles se dedican a perseguir legítimos opositores de la dictadura de Maduro, en vez de proteger a la ciudadanía contra los criminales que la agobian.
La ilegitimidad del régimen no les importa. Las leyes han sido pisoteadas o ignoradas y el Ejército y la Policía no parecen darse por enterados. Se piensa que están entregados o comprados por dadivas y dineros corruptos.
¿Es este silencio, esta indiferencia, esta actitud vergonzosa del Ejército y la Policía venezolanas el resultado directo de la corrupción de sus generales?
El famoso ‘Cartel de los Soles’, del que tanto se ha hablado; ese cartel que controla el millonario tráfico de drogas venezolano hacia Norteamérica o con destino a Europa, pasando por el África, parece haber permeado todos los niveles ¿Están realmente comprometidos todos los mandos superiores; o es que tienen miedo a oponerse al régimen ¿Es cobardía? No creo; no por nada se llama a los venezolanos “El bravo pueblo”.
Los venezolanos se distinguen por su valor. Quizá, las Fuerzas Armadas aún no han encontrado quién los lidere ¿Dónde está el valiente capaz de enfrentar a Maduro y sus esbirros? ¿Dónde está ese comandante, ese teniente, ese soldado capaz de defender la democracia venezolana y devolver la libertad y la tranquilidad a su pueblo?
El mundo observa lo que sucede en Venezuela. No pasa un día en que los medios mundiales no reporten las multitudes en las calles exigiendo un regreso a la democracia. No pasa un día en que no se vean las imágenes de angustia de los venezolanos desesperados buscando comida entre las basuras, tratando de encontrar una medicina urgente, un hospital que los pueda socorrer. El hambre, el miedo, la represión y la criminalidad en Venezuela son noticias a diario. También la indiferencia y la corrupción de su Ejército y su Policía.
A las Fuerzas Armadas corresponde apoyar a su pueblo. Sobre ellas recaerá la responsabilidad histórica de este momento. Los ciudadanos están haciendo todo lo posible para lograr un cambio en paz. La última palabra la tiene el Ejército y la Policía. ¿Tendrán la grandeza de hacerlo?
Esto lo debe saber cada soldado, cada policía. Son sus hermanos los que llenan las calles, día a día, pidiendo un cambio. Son sus libertades y derechos los que están siendo pisoteados por el dictador Maduro. Es su revolución la que ha sido traicionada.
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