La pausa dispuesta por Eenel Green Power, línea de negocio de Enel Colombia, del montaje del parque eólico de Windpeshi en el municipio de Uribia (La Guajira) es un pésimo mensaje y un duro revés para la transición energética en la que está empeñado el Gobierno actual, con miras a integrar a la matriz eléctrica del país las fuentes no convencionales de energías renovables y de esta manera imprimirle una mayor resiliencia frente al cambio climático.
Cabe advertir que de 80 proyectos de energías renovables adjudicados, varios de ellos con compromisos de oferta de energía en firme, 52 están parados y el resto con notorios atrasos.
Pierde el país porque quedan en el limbo 205 MW (288 GWH) de potencia, con compromisos de cargo por confiabilidad, que le fueron asignados a esta empresa en la subasta de 2019, que ha debido entrar a operar e integrarse a la matriz eléctrica a finales del año pasado, pero que debido a los atrasos que ha tenido su ejecución se reprogramó para 2024/2025.
Lo más preocupante es que un eventual retiro de esta empresa, al renunciar a la ejecución del proyecto, puede dar lugar a una estampida en desbandada de otras empresas que están enfrentando situaciones similares y espantando a posibles inversores, lo que compromete aún más la suerte de la hoja de ruta de la Transición energética justa, después que la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, aplazó hasta febrero del año entrante su presentación, prevista para el mes anterior, según anuncio que hiciera la Ministra en noviembre pasado en el marco de la COP27.
De hecho, tres proyectos de granjas solares fotovoltaicas de la empresa Trina Solar que suman 300 MW, que le fueron adjudicados en 2019, han entrado en pausa también ante su desistimiento debido a dificultades en el licenciamiento y el cierre financiero de los mismos.
El daño puede ser mayor y peores las repercusiones, habida cuenta que los proyectos de los parques eólicos le han abierto al Caribe colombiano la posibilidad de otros desarrollos tales como la producción de hidrógeno verde y con este el desarrollo de un clúster de la industria de los fertilizantes bajos en carbono, teniendo como insumo el hidrógeno. Por lo demás, producirlo demandará muchos megavatios de energía para el proceso de hidrólisis que se requiere para separar y aislar el hidrógeno del oxígeno para su obtención y maquila.
Pero, noticias cómo estas sumen al país en una incertidumbre total, materializándose lo que tanto tememos y hemos advertido, que la transición energética se siga acelerando en neutro. Ello no sólo compromete la viabilidad de los proyectos de generación en curso sino el respaldo requerido por el parque térmico y las hidroeléctricas como respaldo en condiciones de hidrología crítica como la que está en ciernes con el advenimiento del fenómeno de El Niño que pondrá a prueba la firmeza y la confiabilidad del Sistema. Tanto más en cuanto que el atascamiento de estos proyectos se viene a sumar el ostensible atraso de la entrada en operación de 6 de las 8 unidades de generación de Hidroituango.
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