Nos anuncian con bombos y platillos el cese al fuego con el Eln que les permite seguir secuestrando, extorsionando y ejerciendo control territorial. Lo pactado lleva a situaciones tan absurdas como el actuar de la fuerza pública frente a un intento de secuestro; ¿si atacan violan el cese al fuego, pues el secuestro hace parte de las hostilidades aceptadas?
Es un humo espeso para cubrir el ya oscuro escenario que ha venido apareciendo sobre la financiación de la campaña y el cada vez más truculento escándalo de las chuzadas.
Sabíamos de las platas en efectivo, de mafiosos, que había recibido el hijo del Presidente y que no habrían llegado a la campaña porque el delfín se las robó. Sabíamos que el CNE había iniciado una investigación sobre el uso de dineros en efectivo de la campaña Petro Presidente; incluso de la utilización de la cuenta personal del entonces gerente Ricardo Roa, hoy gerente de Ecopetrol (el mismo que hoy sale señalado por los jugosos contratos estatales de su pareja sentimental). También sabíamos ya que el ejército de testigos electorales, más de 70 mil, recibieron su pago en efectivo a través de empresas de giro, por un valor estimado de 60 mil pesos. Todos estos recursos estuvieron en efectivo, no fueron reportados en campaña y los manejó uno de los españoles cuestionados en su país -y que rápidamente fueron nacionalizados por decisión del Presidente Petro-.
Lo nuevo fueron las palabras de Benedetti que sentencian que si se sabe quién financió la campaña terminarían todos en la cárcel. Esos chats se han venido conociendo por el escándalo de las chuzadas de la niñera y la empleada de Laura Sarabia -jefe de gabinete de Petro-. Chuzadas donde las hicieron pasar como parte de la estructura del Clan del Golfo para, en realidad, investigar un robo de dinero en efectivo.
Ahora aparece muerto un teniente coronel que estaría implicado en el asunto. Su muerte, la anuncia el abogado de Petro desde el primer momento como un suicidio. El teniente coronel no alcanzó a hablar con la Fiscalía pese a haber expresado su voluntad de hacerlo. El twitter del Presidente confirma que estuvo en las chuzadas, así que ya tienen información sobre el asunto que no han compartido con el país. Lo más grave es, como el propio Petro le pregunta a Benedetti, ¿qué dicen los audios de la niñera?
La oscuridad del asunto sigue aumentando y por supuesto, muchos nos preguntamos por el monto perdido por Sarabia: que va desde 7 mil dólares que denunció como robados; 150 millones que le reclamaba a la niñera, o los continuos paquetes de dinero en efectivo que recibía, según dijo Benedetti.
El Presidente, en vista de semejante situación, nos dice que está tranquilo: “intranquilos, qué va”. Convoca marchas y desde su discurso genera más pánico. La emprende contra los medios que le han destapado los escándalos, califica de “golpe blando” todas las decisiones que tomen las autoridades judiciales que no le convengan, a pesar de estar ajustadas a la ley. Amenaza con cerrar el Congreso, alienta a los más radicales a la lucha y anuncia que irá hasta donde el pueblo lo quiera (recordando las palabras de la violencia revolucionaria).
Todo se oscurece. Los colombianos sentimos la pesadumbre. Pero hay luz y hay esperanza cuando los niños que llevaban más de un mes deambulando por la selva han sido rescatados por nuestra fuerza pública. Es la luz de los milagros que siempre dan esperanza. Y el futuro siempre invita a la acción: hagamos algo. Por ahora recojamos firmas para parar las nefastas reformas que siguen vivas y movidas por la corrupción que el propio gobierno reconoce. Marchemos el próximo 20, alegres para recordarnos que no estamos solos y que unidos somos capaces de construir.
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