UNA FINAL de pronóstico reservado es que la jugarán Millonarios y Atlético Nacional por el título del torneo apertura. No solo por ser la primera vez que el club bogotano y el antioqueño disputarán la estrella del principal torneo del fútbol colombiano, sino porque ambos clubes tienen características futbolísticas muy distintas.
La diferencia empieza desde el banquillo. Alberto Gamero es un técnico que ha llevado a Millonarios a tener un orden futbolístico muy característico, que se refleja en el campo de juego así ponga la nómina titular o suplentes.
Es claro que desde 2020, cuando llegó al cuadro albiazul, ha logrado implementar un proceso que le ha permitido al club ‒que ayer cumplió 77 años‒ estar en las etapas definitivas de los torneos locales, perdiendo incluso la opción de título tras haber cabalgado en la fase de todos contra todos.
Aunque las directivas y la hinchada confían en el trabajo de Gamero y le reconocen que semestre tras semestre ha logrado rehacer nóminas, superar la venta de varias de sus figuras y, sobre todo, aprovechar la cantera para llevar al cuadro titular a jóvenes que se han consolidado rápidamente y se vuelven figuras que pronto van al exterior, es claro también que el técnico samario sabe que la estrella 16 es su gran deuda.
Campeón de liga en 2008 con el Boyacá Chicó, con el Deportes Tolima en la Copa Colombia en 2014 y cuatro años después con el mismo cuadro ‘Pijao’ en el torneo principal, así como en 2022 de la Copa Colombia ya al frente de Millonarios, Gamero está acostumbrado a jugar finales reñidas y en plazas muy complicadas.
No en vano se le considera el quinto entrenador de nacionalidad colombiana que más partidos a dirigido a nivel profesional, tras el médico Gabriel Ochoa Uribe, Jorge Luis Pinto, Eduardo Julián Retat y Luis Augusto ‘chiqui’ García.
A nivel internacional, Millonarios es hoy segundo del Grupo F de la Conmebol Sudamericana y deberá jugarse ante el argentino Defensa y Justicia, el 29 de junio, su pase a la siguiente fase.
En el banco de los verdes está Pablo Autuori. El técnico brasileño ha dirigido en su país, Portugal, Perú, Catar, Japón y Colombia. Tiene una amplia experiencia a nivel de clubes e incluso selecciones, como la inca y la catarí.
Ganador de varios títulos estatales y nacionales en Brasil, Perú, Catar, Bulgaria y Colombia (Superliga, con Nacional, este año), sin duda sus más grandes logros son las Copas Libertadores que ganó con Cruzeiro en 1997 y Sao Paulo en 2005, así como el Mundial de Clubes ese mismo año con el equipo brasileño.
No hay que olvidar que es la segunda vez que Autuori dirige a Nacional. A finales de 2018 llegó al cuadro paisa, precedido de ese gran cartel, pero duró pocos meses, ya que el equipo no rindió lo esperado en el torneo local como tampoco en la aspiración principal de volver a pisar duro en la Libertadores.
Volvió a Nacional el año pasado y su gran deuda continúa siendo la estrella 18. Las directivas le han dado la mayoría de los jugadores que ha pedido y el rendimiento hasta el momento es bueno, ya que tiene al equipo en la final, en tanto que en la Libertadores ya está clasificado para octavos de final.
Así las cosas, queda claro que Gamero y Autuori llegan a la final del campeonato con la necesidad de salir campeones. Cualquier otro resultado es claro que no responde a las expectativas de las directivas de sus clubes como tampoco de las plantillas de jugadores y, sobre todo, de sus hinchadas.
Diferencias tácticas
Gamero tiene hoy un cuadro que se distingue por su orden táctico y la tenencia del balón como principal arma. Con la seguridad de Álvaro Montero o Juanito Moreno en el arco, y un cuatro defensivo en donde destacan los centrales Andrés Llinás y Juan Pablo Vargas, y los marcados Elvis Perlaza y Jorge Arias, Millonarios construye su juego desde atrás.
La idea siempre ha sido llevar el balón limpio hasta Larry Vásquez, Omar Bertel o Daniel Giraldo que, a su vez, como cabezas de áreas, deben interactuar con los que más saben con el balón, que sin lugar a dudas son Macalister Silva y Daniel Cataño. Son ellos los que deben explotar la rapidez de delanteros como Leonardo Castro y Óscar Cortés, quienes han venido alternando con Beckham David Castro, Fernando Uribe, Jader Valencia o Luis Carlos Ruiz.
Es, en suma, un equipo que tiene mucha llegada por los costados, que sabe abrir la cancha y que tiene en Cataño y el capitán Silva jugadores que manejan el balón con criterio, llegan al área a dar un pase al vacío o tirar al arco.
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El mayor problema de los albiazules este año ha sido, sin duda, que no saben mantener el control del juego. En varios partidos perdieron la ventaja por desconcentraciones, errores de Montero o la saga. La racha de lesiones también ha sido larga, pero para la final prácticamente tienen a todos en curva alta.
Nacional, a su turno, es un equipo rápido, que desdobla con pocos pases y tiene una explosión ofensiva muy efectiva. Autuori logró construir un cuadro que tiene dos buenos arqueros (Kevin Mier y Harlen Castillo), con un cuatro posterior que cuenta con la experiencia de Cristian Zapata o Andrés Felipe Román, y jugadores rápidos y que se proyectan como Yerson Candelo. En la primera línea Jhon Solís, Jhon Duque y Sebastián Gómez son rendidores a la hora de marcar y pasar, de forma tal que Dorlan Pabón, Jefferson Duque, Nelson Deossa, Jarlan Barrera, Tomás Ángel o Jayder Asprilla, que entran y salen de la titular, puedan convertir.
Al igual que Millonarios, al Nacional le cuesta mantener el control del juego. Hace muchos goles, pero también recibe, ganando muchos partidos en los últimos minutos.
Final inédita
Como se dijo, estos dos equipos nunca se han encontrado en una final de campeonato principal. Es claro, entonces, que la rivalidad histórica entre bogotanos y antioqueños tendrá un capítulo nunca antes visto en los 75 años de existencia del balompié colombiano.
Azules y verdes, los dos equipos con más títulos, se han enfrentado en otros torneos. Se recuerda, por ejemplo, que Nacional venció a Millonarios en la final de la Copa Merconorte en el 2000. También se impuso al cuadro capitalino en la final de la Copa Colombia en 2013.
Por su parte, Millonarios le ganó un título de la Superliga a Nacional en el 2018.
Máxima alerta
Las reglas de la Liga BetPlay señalan claramente que la final se jugará en dos partidos, uno de ida y otro de vuelta (local y visitante). De acuerdo con el Reglamento, será visitante en la primera fecha el club que obtenga más puntos en la sumatoria de las fases I y II (“todos contra todos” y “cuadrangulares semifinales”).
Así las cosas, los verdolagas serán locales el miércoles en el estadio Atanasio Girardot y los albiazules cerrarán en el Campín el sábado.
Por ahora no se ha definido si se permitirán las hinchadas visitantes, pero ayer se daba por seguro que, dados los antecedentes de enfrentamientos de años atrás, lo más probable es que solo los locales ingresen a los partidos del miércoles y el sábado.
Ya las alcaldías de Bogotá y Medellín están preparando los respectivos operativos de seguridad, que seguramente tendrán grandes esquemas de vigilancia dentro y fuera de los dos estadios. /JP
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