¡Millonarios CAMPEÓN!
Después de 90 minutos de sufrimiento y de apretar los dientes en la definición desde los 12 pasos, llegó el júbilo. Álvaro Montero le dio la razón al técnico
Bogotá, una ciudad tradicionalmente fría, tuvo ayer su momento de “efervescencia y calor” cuanto Larry Vásquez convirtió el último de los cobros desde los 12 pasos y el sufrimiento de los hinchas se transformó en júbilo.
Los 90 minutos de juego entre Millonarios y Nacional se liquidaron 1-1, goles de Jefferson Duque, al minuto 31 del primer tiempo y de Andrés Llinás para el local sobre el 70, luego del 0-0 en el Atanasio Girardot, dieron paso a los cobros desde el punto penal, prolongando el sufrimiento.
Ya había sido grande la angustia cuando los dirigidos por Alberto Gamero, a pesar de buscar el arco contrario no lo encontraban.
Como ya es costumbre, el estratega azul planteó el partido para ganarlo y conquistar el título, la estrella 16, en el tiempo reglamentario, solo que esta vez Paulo Autori se las ingenió para no darle tanto espacio y hacerse más fuerte en defensa.
Tan cerrado estaba el encuentro que en 30 minutos no se registró un solo remate a los arcos de Álvaro Montero y Kevin Mier que llevaran sello de gol.
Por un momento el coloso de la 56, el parque Simón Bolívar y los comercios en donde se congregaron los hinchas azules por toda la ciudad, enmudecieron.
No era para menos. La defensa azul estaba advertida de que una de las opciones para atacar que tenían los verdolagas era la salida de los laterales Danovis Bangero y Jerson Candelo.
Sin embargo, con solo dos toques y un pelotazo, el visitante encontró la lleve para romper la defensa azul. Banguero, sin parar el balón lo puso en el área chica, Jorge Arias se quedó en la marca, Montero no salió y Duque no perdonó.
A partir de ahí, minuto 31, como diría un narrador de fútbol (Eduardo Luis López), “aumentó el consumo de uñas” y con mayor razón porque, aunque David Silva, Daniel Cataño y Leonardo Castro buscaron el arco verdolaga, no tuvieron éxito.
Decidido
Con el 0-1 Millonarios se fue al vestuario en medio de los aplausos de una afición que, a pesar de la angustia, no perdía la esperanza de celebrar la conquista de la estrella 16.
Gamero optó por excluir a Oscar Cortés y darle paso a Jader Valencia, con lo que ganó mayor presencia ofensiva.
Hasta allí no se veía por dónde podía llegar la paridad y el transcurrir de los minutos se hacía lento para el visitante y raudo para el local.
Tanta era la presión azul sobre el área de Mier que Autori decidió reforzar la defensa con el ingreso de Cristian Castro para armar un cinco y hacerse más fuerte.
El cambio no le resultó del todo como lo esperaba. Otra vez el “Ángel de la Guarda” fue Mier, quien a cabezazo de Llinás ahogó el grito de gol y luego reaccionó para volver a rechazar.
Gamero siguió moviendo sus fichas. Envió a la cancha a dos atacantes centrales, Fernando Uribe y Luis Carlos Ruiz, para contrarrestar el cinco que había montado Autori.
Pero no fue ninguno de los ingresados, tampoco Silva que había insistido, ni Cataño. Fue Llinás quien perseveró y le “devolvió el alma al cuerpo” a los miles o millones de aficionados azules que estaban ilusionados con que el título llegaría de la mano de Gamero.
Luego se presentaron hechos que generaron inquietud. Autori ordenaba cambios y Candelo o Pabón los congelaban.
Finalmente, luego de que Arias se atragantara el tanto de la victoria, Gamero envió a la cancha a dos ejecutores de penas máximas de su confianza, Juan Carlos Pereira y Larry Vásquez. Autori hizo lo mismo, le dio paso a Jarlan Barrera, hombre considerado como fijo.
El árbitro Carlos Betancur señaló el centro del terreno y nuevamente aumentó la tensión y el rechinar de dientes.
Los escenarios fueron diferentes. Gamero rodeado de sus jugadores y Autroi a un lado o camino al banco.
La esperanza aumentó cuando Pabón envió el balón por arriba del travesaño en el primer cobro desde los 12 pasos, pero se esfumó de inmediato porque Jader Valencia hizo lo mismo.
Banguero acertó y también Arias. Luego Montero le atajó el disparo a Duque. Sin embargo el VAR aguó la fiesta, el cobro se repitió y ‘La Fiera’ esta vez venció al golero azul.
Pereira acertó, Montero le atajó a Zapata, Ruiz falló y otra vez el portero guajiro tapó a cobro de Barrera.
Al frente del esférico se paró Vásquez. Hubo un silencio sepulcral que se transformó en un grito que retumbó por todo Bogotá y los rincones del país en donde Millonarios tiene afición.
Clave del éxito
El triunfo de los azules es un premio a un trabajo planificado a largo plazo por Gustavo Serpa (mayor accionista) y Enrique Camacho (presidente), desde cuando decidieron entregarle el equipo a Gamero.
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Su idea era darles oportunidad a los jugadores de la cantera y el técnico samario no le dio miedo. Además, se buscaba clasificar a las finales, ir a un torneo internacional cada año y vender un jugador para aliviar la carga financiera.
Ganar el título era una meta a mediano plazo y se dio. Primero el de la Copa BetPlay y ahora con el título, en el que la afición respaldó irrestrictamente a los directivos, al técnico y a los jugadores.
La razón de esa confianza fue la idea clara de juego, la que Gamero nunca ha traicionado. Anoche El Campín no lo hizo y, por el contrario, el ser fiel a ella le dio frutos.
Mientras el samario apostó por ser ofensivo, sacó un lateral (Bertel) o un volante de marca (Giraldo), Autori excluyó a un atacante (Ángel), para dar paso a un defensa (Castro).
La fiesta
Vásquez celebró a rabiar. Cuando Salió de Junior hizo todo lo posible por llegar a Millonarios y aunque no fue titular en los dos partidos de la final, Gamero sabía que podía contar con él.
Al grito de Vásquez se sumaron sus compañeros. Gamero, a quien se le habían escurrido las lágrimas, apenas si pudo salir del trance que le produjo el accionar de Montero porque no hay que olvidar que cuando pidió el golero guajiro argumentó que “necesito un arquero que me dé la garantía para ser campeón”.
Al festejo se sumaron los jugadores suplentes, mientras en la tribuna los abrazos, entre amigos o simplemente hinchas que por primera vez se veían, estuvo acompañado por los gritos de “campeón, Millonarios campeón” …
Era el final del sufrimiento, o como dijeron algunos, “de la paridera” y por eso nadie se movió del estadio, o del parque Simón Bolívar, o de los lugares en donde se congregaron para ver el partido.
La noche se vistió por completo de azul, el mismo azul del que estuvo pintado el coloso de la calle 57, mientras que en las calles las bocinas de los carros se unieron a la celebración y las caravanas se hicieron interminables.
La fiesta, que comenzó en El Campín y en el Simón Bolívar se extendió a toda la ciudad y hasta altas horas de la madrugada, cuando pro las calles algunos hinchas, con sus camisetas y banderas, más con algunos tragos encima, seguían gritando “Millos campeón… campeón Millos campeón”.
Recuerdos
Para los aficionados fue una noche inolvidable. Para algunos el título logrado con el golazo de Rojas en el clásico, era la mayor alegría que Millonarios les había dado, para otros, el de Hernán Torres y muchos trajeron a su memoria los largos años de ayuno.
Para los directivos, un momento de alegría y gratitud. Fueron muchas las críticas que recibieron por apostar por un plantel joven, pero a la vez la afición los respaldó asistiendo a los estadios.
Para Cataño, la revancha por lo que le ocurrió con el Tolima, justamente frente a Nacional, cuando erró el cobro de un tiro desde los 12 pasos.
Para otros, como Silva y Llinás, el cumplir un anhelo, ser campeones con el equipo de sus amores, mientras que para jóvenes como Cortés, Beckhan Castro o Luis Paredes, un premio a sus esfuerzos por llegar a un equipo grande y aportar goles, talento, alegría y sacrifico.
Para Gamero la celebración fue una mezcla de sentimientos encontrados. La celebración por el premio a su trabajo, la dedicatoria a los técnicos colombianos y el recuerdo de John Mario Ramírez.
“Darle las gracias a Jhon Mario Ramírez. Cuando llegué aquí, él hablaba mucho conmigo. Iba a mi casa, yo iba a la de él. Y sé que él allá arriba está disfrutando, está feliz. Él también hizo parte de esto, hizo fuerza”, dijo.
Añadió que “quiero dedicarles este título y este triunfo a todos los técnicos colombianos. Que camellemos, que sigamos, que hay muchos que somos buenos. Esto no es una profesión fácil, es dura. Este título se lo quiere dedicar a todos ellos”.
Otro que festejó fue Falcao García, hincha azul y de quien los aficionados esperan que antes de retirarse, vista la casaca celeste.
El festejo no termina para los hinchas y no es para menos, se le ganó al rival más enconado y la diferencia ahora es de una estrella, 16 contra 17.
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