El proceso del director técnico Gamero dio sus frutos

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Especial para EL NUEVO SIGLO  

El destino permitió que Millonarios y Nacional se enfrentarán en la que pudo ser una de las finales más mediáticas en la historia del fútbol colombiano. Las dos hinchadas más grandes del país se vieron las caras para una serie de partidos que dieron como campeón al cuadro embajador. 

En el fútbol hablar de merecimientos realmente no es permitido, pues se supone que todos los jugadores trabajan, se esfuerzan y siempre quieren y buscan la victoria. Pero si fuese posible hacerlo, deberíamos decir que Millonarios efectivamente merecía el campeonato. 

Criticados y alabados por diferentes razones, los directivos de Millonarios han sabido apostar por un proceso largo, algo que en Colombia no se ve. Y no porque no se conozca, sino porque se exigen resultados inmediatos sin importar el cómo. En cambio, en el cuadro embajador apostaron por Alberto Gamero, un técnico que, al menos en el ámbito nacional, es exitoso. Sabe llevar y gestionar procesos, ha ganado títulos y, lo más importante, tiene sentido de pertenencia por el equipo que dirige. 

En los últimos dos años este club, el Millonarios de Gamero, llegó a varias instancias finales, pero quedándose sin la copa, sin la anhelada estrella. Las razones son varias y fáciles de explicar en el contexto de un proceso. Es más, pareciera que esos procesos, que en Colombia son tan raros de encontrar, hacen más fácil de explicar el fútbol nacional. 

Gamero recibió un equipo con algunos jugadores de experiencia y apostó por las divisiones inferiores, por jugadores de la cantera que apenas habían tenido minutos con el plantel profesional. Los cuidó, los ayudó a crecer y, al final, creyó, apostó por ellos, y la mayoría terminaron siendo estandartes de un equipo que gustaba, pero no ganaba títulos. Es decir, aún no tenía herencia futbolística. 

Herencia futbolística 

No es fácil encontrar en el mundo del fútbol, y más en Colombia, equipos en donde haya herencia futbolística. Esto debido a que no se cree en los procesos. Cuando aparece uno que otro jugador con algo de condiciones lo venden. En Millonarios también vendieron algunos, pero a la par, apostaron igualmente por ir dejando varios para que fueran adquiriendo experiencia, supieran lo que era jugar finales, se hicieran importantes, soportaran derrotas y victorias. En fin, se llenaron de experiencia y minutos jugando bajo presión, lo que les permitió estar preparados para ganar una final cuando fuera posible hacerlo. 



Y ese momento llegó, enfrentando al rival que, por hinchada y títulos, más se le asemeja. En su estadio, con su gente, Millonarios consolidó el que había sido un sueño esquivo. En los penales lograron convertir lo que parecía una pesadilla en una victoria. 

Montero, Macalister Silva, Llinás… Todos serán jugadores que tendrán que ser recordados en la historia de Millonarios como los capitanes de un equipo que batalló, luchó, peleó e insistió para regalarle una victoria, una nueva estrella a su hinchada. 

A 16 títulos de liga llegaron los jugadores de Millonarios. El de este 2023 seguramente es el más esperado de los últimos 10 años. Ahora la pregunta es: ¿Hay que apostarles a los procesos, tal cual lo hizo Millonarios, o seguir creyendo en los resultados inmediatos y efímeros que, a la larga, no garantizan nada?