Las ciudades de América Latina comparten entre sí características como la falta de planeación y el crecimiento desaforado que han provocado graves falencias a un gran porcentaje de sus habitantes. Los cinturones de miseria, las fallas de zonificación y el acceso desigual a los recursos naturales son pruebas de cómo la construcción desordenada es no solo efecto, sino causa, de la desigualdad social.
Aun así, las ciudades tienen herramientas para recuperar y mitigar estos efectos a través de la planificación urbana. El arquitecto y urbanista colombiano Camilo Espitia, en su libro “Planificación Urbana para la Justicia Social en América Latina (Routledge)”, encuentra cómo, en seis casos de ciudades latinoamericanas, las herramientas de los planeadores urbanos han permitido disminuir la brecha para sus habitantes y hacer de las suyas comunidades más justas y equitativas.
La obra hace un análisis a seis de las principales ciudades de América Latina, con problemas puntuales que afectan a cada urbe. Espitia analiza, primero, la perspectiva de la región en general: a pesar de las diferencias entre países, las dificultades compartidas hacen de Bogotá, Ciudad de México, Lima, Santiago de Chile, Buenos Aires y Medellín ciudades que ofrecen distintas variantes de acceso al primer problema.
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En el caso de Bogotá, el autor analiza la falta de movilidad social entre sus habitantes y el impacto que en esto tiene la zonificación de la ciudad. También desarrolla cómo las administraciones recientes han intentado resolver los frenos a la movilidad social mediante acceso a mejores condiciones de transporte, educación y creación de empleo, así como las propuestas detalladas en el Plan de Ordenamiento Territorial y la creación del Área Metropolitana que buscan consolidar y profundizar estas soluciones.
Y en Medellín, se plantean las herramientas de conexión y disminución de brecha digital como parte de una estrategia macro para reducir los focos de pobreza que fueron caldo de cultivo para el reclutamiento de narcotraficantes en las décadas de 1980 y 1990.
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