La clase media arribista

La búsqueda de la hegemonía es lo que más obsesiona al socialismo. A esa nueva izquierda latinoamericana. Un mismo vínculo ideológico, social y cultural que una definitivamente a las diversas clases sociales. Una idéntica concepción del mundo. Una fusión de todo y de todos incluyendo a la clase media arribista con el proletariado para crear una única y homogénea conciencia revolucionaria.

Los ideólogos de la nueva izquierda latinoamericana, que no se han leído ni media cartilla de Marx, Engels, Lenin y mucho menos Gramsci o incluso contradictores como A. Laje, se esfuerzan para imponer su ideología en sus regiones imitando a quienes no han leído jamás. Algunos, sin saberlo, para lograr esa hegemonía, se acercan a los métodos revolucionarios de los grandes filósofos del socialismo como Lenin. Tal vez lo hacen por asociación como los animales.

Entre esos están Maduro y los Castro para quienes, al igual que el ideólogo Lenin, la revolución hacia la hegemonía debe ser violenta e implica la toma por la fuerza del Estado para imponer la dictadura del proletariado, aboliendo la propiedad privada. Estatizando todo, destruyendo al ejército, la burocracia, la clase media arribista y a los blanquitos ricos para imponer su hegemonía. Pésimos imitadores como Petro cuya revolución implica destruirlo todo en busca de la hegemonía.

La destrucción es, desde la perspectiva psicológica, pasiva - agresiva y usan satélites. Por ejemplo, un presidente de Ecopetrol en contra de los intereses de crecimiento de la empresa más importante del país. Una ministra de Minas en contra de los intereses minero-energéticos de Colombia. Un ministro de Defensa a favor de los insurgentes y terroristas y en contra de los ejércitos. Un presidente en contra de los blanquitos ricos, así como de la clase media arribista, experto en dividir y generar odio de clases.

Un sector salud en contra de la salud misma. Y el resto de los satélites ni suenan ni truenan. Sectores importantísimos que simplemente están de relleno en esa búsqueda de la hegemonía y la revolución. Pudiendo usar, como lo hizo Gramsci, a la cultura como el gran agente de transformación social.

Todos los lideres de esa nueva izquierda latinoamericana son revolucionarios ignorantes que gozan de credibilidad entre masas ignorantes. No saben qué quieren instaurar ni hacia dónde dirigir el barco. En búsqueda de la hegemonía usan la ley y las circunstancias para destruir. Por ejemplo, la declaratoria de emergencia económica que decreta Petro, perdido en París, para calmar la sed en La Guajira. Crear caos para justificar un innecesario nuevo orden. Mientras tanto le van cogiendo confianza al poder. Y a las cosas materiales que da el poder. Viajes, reconocimientos y masajes en el cuerpo. Excentricidades de uso oficial y exclusivo de los del “cambio”. De esos que llevarán riqueza al Chocó, trenes elevados y aeropuertos internacionales a la Guajira…

En eso consiste la hegemonía y la revolución. Esa es la nueva izquierda. Esa es la aproximación leninista a la revolución y los grandes cambios. Eso es el resentido buena vida Petro y Maduro y fueron los Castro…  

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