* Mecánica prima en contienda regional y local
* Candidatos deben entusiasmar a la ciudadanía
La recta final de la campaña para las elecciones regionales y locales comenzó en firme. El pasado jueves, 29 de junio, se activó la Ley de Garantías Electorales. De igual manera, venció el término para el registro de los comités inscriptores de grupos significativos de ciudadanos, movimientos sociales y de comités independientes promotores del voto en blanco. También se abrió el plazo de un mes para la inscripción de candidatos a gobernaciones, alcaldías, asambleas departamentales, concejos municipales y juntas administradoras locales (JAL). Asimismo, se suspendió la incorporación al censo electoral de cédulas de primera vez con el fin de elaborar las listas de sufragantes…
Como se ve, hasta el momento, el cronograma señalado por la Registraduría se está cumpliendo, pese a que el clima de inseguridad y desorden público se continúa deteriorando de forma sustancial en muchas regiones, prendiendo las alertas de candidatos, partidos, autoridades, organización electoral y ciudadanía en general. Grupos residuales de las Farc, guerrilla del Eln, bandas criminales de alto espectro y facciones de delincuencia común y organizada están amenazando candidatos e intimidando a electores, al tiempo que desde distintas instancias se advierte sobre posibles casos de trasteo de votos e incluso de financiación ilícita de campañas.
En espera de que el Comité de Garantías Electorales tome las medidas del caso para evitar que los violentos y corruptos continúen interfiriendo en la contienda proselitista, hay otra alarma que comienza a sonar cada vez más con mayor intensidad, cuando faltan menos de cuatro meses para que los colombianos voten para escoger 32 gobernadores, 418 diputados, 1.102 alcaldes, 12.072 concejales y 6.513 ediles.
Esa nueva alarma se refiere a que el alud de aspirantes de partidos (luego de que las colectividades con personería jurídica aumentaran a 34) y la explosión de candidatos por firmas (que marcará récord frente a los comicios de 2019) siguen concentrados, en gran parte, en temas de mecánica electoral, puja por avales, confección de listas así como en construcción de alianzas y conversaciones sobre apoyos… Aunque es natural ese tejemaneje procedimental, también es indudable que se ha extendido por mucho tiempo, teniendo como principal consecuencia que la verdadera campaña, la de las propuestas, los programas y el debate de las ideas, no haya arrancado en forma pese a que se agota la cuenta regresiva para el día de las urnas.
Siempre hemos insistido en que no hay puja electoral que más impacte al ciudadano que aquella en la que se escoge a sus gobernantes más inmediatos. Los titulares de las administraciones departamentales y municipales, así como los integrantes de asambleas, concejos y de las JAL toman decisiones que tienen efectos en el día a día de los habitantes de las respectivas jurisdicciones. La instalación de un peaje, la construcción de una carretera, la ampliación de hospitales, la gestión del aumento del pie de fuerza policial o militar, las estrategias de seguridad urbana y rural, focalización de la educación, el aumento de impuestos locales, cambios en el tránsito, el otorgamiento de becas, la inversión de las regalías y presupuesto en tal o cual proyecto… Todo ello es lo que está en juego el próximo 29 de octubre. Sin embargo, lo que hoy se ve en muchos territorios es a una ciudadanía poco interesada y entusiasmada en la contienda electoral. De hecho, en medio de un clima nacional muy polarizado por el accidentado accionar gubernamental, la racha de escándalos y crisis, al igual que el rifirrafe diario entre partidarios y contradictores de la Casa de Nariño, se percibe una preocupante apatía de las gentes sobre los asuntos políticos.
Visto ello, corresponde a los partidos, movimientos y los aspirantes dejar de lado la mecánica electoral y concentrarse en lo verdaderamente importante: la exposición de ideas sobre cómo solucionar las problemáticas regionales y locales más urgentes, así como la emulación de propuestas de gobierno entre quienes se disputan el favor popular. Es imperativo reemplazar el lenguaje agresivo y descalificador que prima en las redes sociales de los aspirantes y sus afines, por la promoción de propuestas puntuales en torno a lo que harían si llegan a cargos uninominales y de cuerpos colegiados. Igualmente es importante que los competidores se lancen a las calles a tener contacto directo con la ciudadanía y tener una percepción más cercana de las inquietudes y expectativas del electorado…
A menos de cuatro meses de la cita en las urnas es necesario que empiece la competencia proselitista real. Si la campaña sigue patinando en asuntos áridos de mecánica, la ciudadanía no se interesará en los comicios y la abstención podría aumentar, afectando la representatividad democrática de quienes resulten elegidos y su margen de gobernabilidad, por obvias razones. Que comience, pues, el debate de las ideas y los programas.
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