El belga Jasper Philipsen ganó al esprint la séptima etapa del Tour de Francia, ayer en Burdeos, su tercera victoria en esta 110ª edición de la Grande Boucle, en una jornada en la que Jonas Vingegaard guardó sin problemas el maillot amarillo que consiguió el jueves.
En una jornada de transición para la general, marcada por el fuerte calor, Philipsen (Alpecin-Deceuninck) se impuso por delante del británico Mark Cavendish y del eritreo Biniam Girmay.
“Es un Tour de ensueño para nosotros. Podemos estar orgullosos del rendimiento del equipo. Todo ha salido muy bien, intentamos aprovechar todas las oportunidades. Es agradable ganar en un equipo en el que hay buen ambiente”, declaró el ganador.
Vencedor en Bayona y en Nogaro, Philipsen logró su tercer triunfo en solo siete etapas, rey indiscutible de las llegadas masivas en el presente Tour. Contando las llegadas del año pasado en Carcasona y luego en los Campos Elíseos, el belga ha ganado los cinco últimos esprints disputados en la gran carrera.
Su éxito privó a Mark Cavendish de un triunfo histórico al remontarle en los últimos metros. El británico, vencedor en Burdeos en 2010, en el último paso del Tour por la ciudad, busca romper el récord de victorias que ahora comparte con la leyenda Eddy Merckx (34).
El veterano ciclista de 38 años buscó su momento en los últimos 100 metros, pero se topó con un Philipsen intratable.
Tras dos etapas espectaculares en los Pirineos, el pelotón se tomó su tiempo ayer, dejando al francés Simon Guglielmi protagonizar la escapada del día.
Alcanzado por Nans Peters y Pierre Latour, el corredor del Arkéa-Samsic, que ganó el premio a la combatividad de la etapa, fue finalmente atrapado por el pelotón a 37 kilómetros de la meta.
Los dos otros franceses continuaron su esfuerzo y Latour fue el último en ser alcanzado por los equipos de los esprinters, a 3,5 de la meta.
En la pelea por la general, Vingegaard y Pogacar, protagonistas en los Pirineos de un pulso que promete más emociones fuertes, se tomaron un respiro.
“Hacía mucho calor durante todo el día, a mí me va bien, me gusta mucho, el año pasado mis mejores días fueron los calurosos... Me sorprendió lo bien que estaban mis piernas, creo que me siento mejor en cada etapa”, dijo Vingegaard, que defiende el triunfo conseguido en el pasado Tour.
Pogacar, ganador en 2020 y 2021, está a 25 segundos del líder del Jumbo tras lograr la sexta etapa en la víspera.
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“Fue un poco más fácil, lo pudimos gestionar bien, necesitamos menos esfuerzos que ayer. El pelotón quería un día más tranquilo y espero que sea parecido mañana”, señaló el esloveno que lidera el equipo UAE.
En cuanto a los colombianos, Egan Bernal se mantiene como el mejor en la casilla 25, pero ya está dedicado a trabajar para su equipo y, concretamente para Carlos Rodríguez. El zipaquireño pierde 15:48 frente a Vingeggaard.
Hoy, previa a la llegada en el emblemático Puy de Dôme, la octava etapa del Tour de Francia, entre Libourne y Limoges parece apta para los velocistas, a menos que corredores como Mathieu van der Poel aprovechen la llegada en subida para brillar.
“El final en el Limousin es más ondulado que el de la etapa del viernes con llegada en Burdeos. Será un poquito más complicado para los velocistas y además, sobre todo, la llegada se hace sobre los 600 últimos metros con porcentajes del 4-5%”, explicó Thierry Gouvenou, responsable del trazado del Tour de Francia.
“Se necesitará potencia, y un corredor como Mathieu van der Poel puede aparecer ahí más que en un esprint puro”, añade el director técnico de la Grande Boucle.
Con salida en Libourne, esta octava etapa, de 200,7 kilómetros de recorrido, presenta una serie de repechos en su parte final, entre ellos Condat-sur-Vienne (1,2 km al 5,4%) lo que podría servir de rampa de lanzamiento para los más audaces, a nueve kilómetros para meta./ENS-AFP
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