LA OTRA CARA
Tómelo o déjelo

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Un lector con reserva de su nombre, sugiere a esta columna, retomar  análisis sobre economía y trabajo en Latinoamérica del periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, fallecido el año pasado.

La sugerencia la hace con base en  pasada publicación de este columnista, sobre crisis y amenaza de estallido social en Soacha, centro de recepción de migrantes y desplazados.

El lector encuentra las observaciones, acordes con Colombia, en ´Patas Arriba, el mundo al revés´,  libro de Galeano publicado en 1998, donde afirma que “la sociedad es enseñada a padecer la realidad y no a cambiarla”.

El respaldo del lector, está dirigido a apoyar un plan retorno de migrantes y desplazados, para reubicarlos en sus regiones, con recursos, para producir su propio trabajo en agricultura, manufacturas, artes y construcción, en lugar de engrosar filas de desempleados en Bogotá.

Galeano, sostuvo que “el desempleo multiplica la delincuencia y los salarios humillantes, la estimulan”. Cuando tomaron fuerza globalización y tecnología, afirmó en prensa uruguaya y argentina, que en este siglo, Latinoamérica ratificaría que  no hay mercancía más barata que la mano de obra, porque mientras se estancan los salarios, o suben con gotas,  “el mercado laboral, se congestiona  y vomita más gente.”

La crítica gráfica de Galeano, tienen validez en la realidad colombiana. “La tecnología, no exige salario muy alto, ni indemnizaciones, ni  horas-extras, ni jubilaciones. Solo consume energía eléctrica y operaciones con equipos funcionando de 2 a 3 años para cambiarlos”. Galeano y el lector, coinciden.

La tecnología resultó eficiente para el empresario, salario lánguido para el trabajador común llamado digitador y pago medianamente aceptable para el profesional especializado.

Oportuno que Gobierno Nacional, a instancias de paz y  posconflicto, combine iniciativas, en igualdad con desmovilizados de guerrilla,  bandas delictivas, campesinos migrantes, y desempleados.  

Soacha es el foco más grande y grave del país. También lo tienen Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena entre otras.

El plan retorno puede hacerse, con empresa privada y países que acompañan el proceso de paz. Los migrantes son víctimas de la guerra, bajonazos económicos y abandonos estatales.

Por esto se trata es de dar herramientas, crear condiciones sociales y  campos de acción laboral, para que los reincorporados a su hábitat,  sean gestores de sus proyectos.

Para desempleados, sería mil veces preferible, crear centros productivos con decenas de especialidades, en lugar de llenar formularios de solicitud de empleo sin respuesta. Si la reciben, les dicen: Tómelo o déjelo, que la cola de gente es larga.

juanalcas@yahoo.com