PRIVILEGIA EL INTERÉS DE LOS FABRICANTES
La tecnología desde temprano, una idea no siempre buena

Ordenadores distribuidos sin que se impartan trabajos pedagógicos previos, conocimientos básicos que se pierden o divulgación de informaciones personales de los alumnos, son las razones por las que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) afirma que la tecnología en la escuela no es una panacea y puede tener "efectos nefastos", por lo que debe regularse.

La tecnología digital "mejoró drásticamente el acceso a los recursos de enseñanza y al aprendizaje", particularmente en Etiopía o India, donde han surgido bibliotecas en línea muy populares, y la educación a distancia salvó la educación durante la pandemia de covid-19; sin embargo, estas tecnologías han sido promovidas por sus fabricantes, con algunas manipulaciones.

La Unesco señaló que hacen "falta" datos "imparciales" sobre el impacto de las tecnologías educativas.

"Gran parte de la evidencia proviene de entidades que buscan vender estas tecnologías", lamenta la organización en un estudio publicado el miércoles y titulado "Tecnologías en educación: ¿quién está a cargo?".

Concentrarse en los resultados

Por lo tanto, debemos "concentrarnos en los resultados del aprendizaje y no en los recursos digitales", afirma la Unesco.

En Perú, "cuando se repartieron más de un millón de ordenadores portátiles sin integrarlos a la pedagogía, el aprendizaje no mejoró", señala el informe.

"En Estados Unidos, un análisis de más de dos millones de estudiantes reveló que las desigualdades de aprendizaje se ampliaron cuando la enseñanza se impartió exclusivamente a distancia", prosigue este texto.

Las tecnologías pueden ser "nefastas" si se usan "inadecuadamente o en exceso". Una encuesta de la OCDE sugiere "un vínculo desfavorable entre el uso excesivo de las tecnologías de la información y la comunicación y el rendimiento de los estudiantes", subraya la Unesco.

"Se ha descubierto que la mera proximidad a un dispositivo móvil distrae a los estudiantes e impacta negativamente en el aprendizaje en 14 países; sin embargo, menos de uno de cada cuatro ha prohibido su uso en las escuelas", agrega.

Ética

A esto se suman cuestiones éticas, porque "los datos personales de los niños están expuestos".

Según la Unesco, que cita otro estudio, "el 89 % de los 163 productos tecnológicos educativos recomendados durante la pandemia podrían vigilar a los niños". Sin embargo, "solo el 16 % de los países garantizan explícitamente y por ley la privacidad de los datos en la educación".

Es innegable que "todos", incluidos obviamente los estudiantes, "deberían aprender sobre tecnología", porque "forma parte de nuestras habilidades básicas en la actualidad", señala Manos Antoninis, director del informe, en una entrevista con AFP.

Pero eso no requiere necesariamente de la tecnología.

"Los niños que saben leer mejor tienen cinco veces más probabilidades de no ser engañados por correos electrónicos fraudulentos, señala el experto. Esto no requiere nada tecnológicamente avanzado. Todo lo que se necesita son buenas habilidades de lectura y pensamiento crítico".

La Unesco, en un comunicado de prensa, llama a "regular la forma como se utilizan las nuevas tecnologías en la educación", donde hay una "falta de gobernanza y regulación adecuada".

La revolución digital, que tiene un "tremendo potencial", debe estar "enmarcada" en la educación, como lo está en el resto de la sociedad, dice Audrey Azoulay, directora general de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura.

Y agrega: "La tecnología debe mejorar el proceso de aprendizaje y servir al bienestar de alumnos y profesores, en vez de ser utilizada en detrimento de ellos".

"Hay que poner las necesidades del alumno en primer plano y apoyar el trabajo de los profesores. Las interacciones en línea no pueden reemplazar de ninguna manera las interacciones humanas".



Acuerdos

Por otra parte, Google, Microsoft, Anthropic y OpenAI, cuatro empresas que lideran la carrera por la inteligencia artificial (IA) de última generación, anunciaron la creación de una nueva organización profesional para combatir los riesgos asociados a esta tecnología.

Llamada Frontier Model Forum (Foro del Modelo de Frontera), se encargará de promover el "desarrollo responsable" de los modelos más sofisticados de IA y de "minimizar los riesgos potenciales", según un comunicado de prensa.

Los miembros se comprometen a compartir entre ellos, además de con legisladores, investigadores y asociaciones, las mejores prácticas para que estos nuevos sistemas sean menos peligrosos.

El rápido despliegue de la IA generativa, a través de plataformas como ChatGPT (OpenAI), Bing (Microsoft) o Bard (Google), está causando mucha preocupación entre autoridades y la sociedad civil.

Obligaciones

La Unión Europea (UE) está finalizando un proyecto de regulación para la IA que debería imponer obligaciones a las empresas del sector, como la transparencia con los usuarios o el control humano sobre las máquinas.

En Estados Unidos las tensiones políticas en el Congreso impiden cualquier esfuerzo en este sentido.

Por esa razón, la Casa Blanca insta a los grupos interesados a que ellos mismos garanticen la seguridad de sus productos, en nombre de su "deber moral", como dijo la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, a principios de mayo.

La semana pasada, la administración de Joe Biden se aseguró los "compromisos" de Amazon, Anthropic, Google, Inflection, Meta, Microsoft y OpenAI para defender "tres principios" en el desarrollo de IA: seguridad, protección y confianza.

Específicamente, se supone que deben probar sus programas con anticipación, luchar contra los ataques cibernéticos y el fraude, y encontrar la manera de marcar el contenido generado por IA, para que quede autenticado claramente como tal.

Los líderes de estas empresas no niegan los riesgos, al contrario. En junio, Sam Altman, el director de OpenAI, y Demis Hassabis, el líder de DeepMind (Google), instaron a luchar contra "los riesgos de extinción" de la humanidad "vinculados a la IA".

Durante una audiencia en el Congreso, Sam Altman respaldó la idea cada vez más popular de crear una agencia internacional encargada de la gobernanza de la inteligencia artificial, como las que existen en otros campos.

Entre tanto, OpenAI trabaja para lograr una IA denominada "general", con capacidades cognitivas similares a las de los humanos.

En una publicación del 6 de julio, la empresa con sede en California dice que se enfoca en los "modelos de frontera" de la IA, "modelos fundamentales altamente sofisticados que podrían adquirir capacidades peligrosas suficientes para plantear riesgos graves para la seguridad pública".

Advierte que estas capacidades peligrosas podrían "surgir inesperadamente" y que "es difícil evitar realmente que un modelo implementado sea mal utilizado".

La conducción de manos libres

Ford propone desde hace unas semanas la primera opción de conducción de manos libres en una autopista británica, que podría llegar rápidamente a otros lugares de Europa.

Al entrar a la autopista M11 al norte de Londres, el pequeño SUV del fabricante estadounidense ofrece la posibilidad de soltar el volante. El coche alcanza una velocidad de 100 km/hora, frena detrás de un camión y reanuda tranquilamente su camino, bien ubicado en medio de su carril.

El conductor tiene las manos libres (sin saber muy bien qué hacer con ellas), pero no debe tocar el teléfono celular ni apartar los ojos de la carretera. De hecho, el coche lo vigila a través de varias cámaras y sensores infrarrojos (que captan incluso a través de los anteojos de sol).

"Mire la carretera. Recupere el control", ordena el programa de bordo si percibe que la persona sentada en el lugar tradicional del conductor lleva diez segundos distraída. Y, en ese caso, el coche activa los frenos y muestra mensajes de advertencia.

Ford equipa desde abril con esta tecnología, llamada BlueCruise, su automóvil eléctrico Mustang Mach-E en Reino Unido.

BlueCruise, lanzada en 2021 en Estados Unidos, es ahora utilizable en 6.000 kilómetros de autopistas "azules" británicas, de cuatro carriles y con separadores centrales.

Quinientos clientes ya lo están probando y tendrán que pagar 17,99 libras (unos 23,4 dólares) al mes para soltar el volante.

En América del Norte la opción también está disponible en la camioneta F-150 y en el SUV Expedition grande. Doscientos mil clientes la utilizan, sin accidentes que lamentar hasta la fecha, asegura Ford.

Su competidor GM propone también conducir sin manos. Las marcas luchan para obtener una buena reputación a través de la conducción autónoma, símbolo del automóvil del futuro.

Mercedes ya propone la opción en Alemania, pero solo en los atascos de tráfico (hasta 60 km/h).

El patrón de Tesla, Elon Musk, promete desde hace tiempo la posibilidad de conducir sin manos (llamada de nivel 4) a breve plazo.