Supervivientes, familiares de víctimas y dirigentes políticos se reúnen este domingo para conmemorar el 25º aniversario del atentado de Omagh, el más mortífero del conflicto de Irlanda del Norte, en un momento de tensiones crecientes en esta provincia británica.
El 15 de agosto de 1998, un coche bomba detonado por una fracción disidente de la organización paramilitar Ejército Republicano Irlandés (IRA) mató a 29 personas y dejó 220 heridos en el centro de Omagh, una ciudad a 110 km al oeste de Belfast, la capital norirlandesa.
Ese atentado tuvo lugar apenas cuatro meses después de la firma del acuerdo de Viernes Santo, que debía poner punto final a tres décadas de un conflicto que dejó más de 3.000 muertos entre los unionistas (probritánicos y mayoritariamente protestantes) y los republicanos (católicos) que reclamaban la unificación con la República de Irlanda.
Una asociación de víctimas organizó una ceremonia pública este domingo en esta pequeña localidad de poco más de 20.000 habitantes.
Otra ceremonia tendrá lugar el martes, reservada a familiares de las víctimas, entre las que había tanto católicos como protestantes, así como dos turistas españoles.
El atentado de Omagh conmocionó a la sociedad norirlandesa y reforzó el proceso de paz.
A pesar de ello, no se ha condenado a ninguno de sus responsables, después de más de dos décadas marcadas por investigaciones, procesos y apelaciones.
El gobierno británico anunció en febrero la apertura de una investigación independiente para saber si se hubiera podido evitar el atentado, una hipótesis considerada "plausible" hace dos años por el Tribunal Superior de Belfast.
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Bloqueo político
Veinticinco años después del final del conflicto norirlandés, la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) hizo resurgir las tensiones en la región.
Las instituciones resultantes del proceso de paz se hallan paralizadas desde hace un año y medio por la negativa del principal partido unionista, el DUP, a aceptar las reglas comerciales acordadas en el marco del Brexit.
En materia de seguridad, la tensión también aumentó después del intento de asesinato en febrero del agente de policía John Cladwell en Omagh, reivindicado por el Nuevo IRA.
Las autoridades elevaron después de ese atentado el nivel de alerta antiterrorista.
Esta semana se produjeron dos filtraciones de datos de miles de policías, lo que aumentó la preocupación sobre la seguridad de los miembros de las fuerzas de seguridad.
El último asesinato de un agente en Irlanda del Norte tuvo lugar en 2011 en Omagh.
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