Lamentablemente, cada día se acumula más evidencia en torno a que el plebiscito no será limpio ni libre, con lo cual, si eventualmente triunfa el ‘no’, será un sorprendente y demoledor acontecimiento histórico.
De hecho, si el Jefe del Estado y Timochenko firman al margen de los folios un borrador para someterlo a consideración popular con el único fin de facilitarles a los guerrilleros la amnistía antes de firmar el documento definitivo, la suspicacia que rodea al proceso no hará más que incrementarse y las encuestas se encargarán de evidenciarlo una vez más.
Dicho de otro modo, más allá de la maniobra política con la que posteriormente se intente desvirtuar el resultado en caso de que gane el ‘No’, lo cierto es que uno de los componentes fundamentales de la relación entre lo limpio y lo libre que pueda ser el plebiscito es la pregunta propiamente dicha.
En vez de consultar transparentemente si el ciudadano aprueba o no aprueba lo negociado entre el Gobierno y las Farc, lo más probable es que la pregunta termine siendo una verdadera atarraya semántica destinada a atrapar emocionalmente a cualquier indeciso, incluso en el último momento.
Para no ir muy lejos, los interrogantes recientemente planteados a los ciudadanos por las diferentes firmas encuestadoras son una buena muestra de la dificultad que la presentación de la pregunta supone.
Cifras y Conceptos, por ejemplo, planteaba, “si el Gobierno convocara un plebiscito para ratificar los acuerdos, ¿Cómo votaría usted?” privilegiando así el protagonismo del Ejecutivo y sin mencionar de ningún modo a las Farc.
Por su parte, Datexco deslumbraba con aquello del fin de la guerra al plantear si, “Con lo que conoce o ha escuchado hablar hasta el momento del acuerdo para el fin del conflicto armado, ¿Usted votaría sí, no o se abstendría de votar en el plebiscito?”
A su vez, Ipsos introducía el idílico escenario de la paz al indagar si, “En caso de que se convoque a un plebiscito, ¿Votaría usted a favor o en contra de los acuerdos de paz?”, tan solo para obtener un paradójico 39 por ciento a favor y 50 por ciento en contra.
Por último, Connecta, en la lógica de señalar implícitamente a los enemigos de la paz, preguntaba si “Usted votaría a favor o en contra del acuerdo” al que “lleguen el Gobierno y las Farc”, destacando como lo deseable el mítico acuerdo logrado entre las partes.
En definitiva, toda una prueba para la democracia porque, como si fuera poco, el ciudadano tendrá que acudir a las urnas en medio de unas Farc que, sin haber entregado las armas, harán el mejor esfuerzo por seguir manteniendo el primer lugar en la antología universal del proselitismo armado.
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