PRENDAS Y accesorios han cobrado relevancia con las necesidades de la actual realidad por la pandemia, ya que esos zapatos y looks que antes eran importantes en el armario, ahora deben complementarse con un accesorio indispensable: el tapabocas, un elemento que unos pocos utilizaban por su oficio como protección en el trabajo, se ha convertido en una pieza de gran demanda por su vital función de blindaje contra el nuevo coronavirus para adultos y niños.
En Colombia, y casi todo el mundo, el uso del tapabocas se ha vuelto de carácter obligatorio, bien sea para ir al supermercado, al banco o para hacer ejercicio al aire libre. Un accesorio que llegó para quedarse, y según los expertos, por al menos dos años más.
Por estas razones, los tapabocas están siendo llevados a otro nivel, uno en el que además de seguir brindando protección y seguridad, están acompañando los outfits diarios de los colombianos. En el mercado ya es común encontrar algunos de diseños alternativos, creativos, novedosos en color y estampado, además de funcionales que brindan excelente protección, gracias a los materiales con los que están siendo confeccionados.
Los Diseños
Este elemento clave del vestuario actual ha pasado de ser un accesorio de estilo básico y funcional a proponerse en variados tipos de diseños creativos con innovaciones textiles y de protección, que complementan la nueva manera de vestir, además de significar una nueva oportunidad para el mercado de la moda nacional.
La reconocida diseñadora colombiana María Luisa Ortiz, asegura que existe una amplia gama, desde unicolor hasta estampada, con mucho color, bordada o con aplicaciones tipo molas -propias de las artesanías colombianas- a la hora de crear este tipo de accesorios. Hay oferta para el gusto de cada persona. Así mismo, existen variadas formas entre curvas o rectas, algunas con máxima cobertura, otras con la protección básica o con patronajes de diseño completos para el contorno de la cabeza.
“Lo más importante es el desarrollo del patronaje según los materiales, sean estos en tejido de punto, o tejido plano, con antifluídos en la parte exterior y de algodón en la parte interior para la comodidad al contacto con la piel. También se debe pensar en el tipo de cliente final a la hora de escoger los materiales, pues eso tendrá que ver con los costos, ¿qué costo está dispuesto a pagar nuestro cliente?”, afirma la diseñadora.
Tapabocas 100% colombianos
Actualmente, María Luisa Ortiz trabaja con la fundación inglesa Ishkar-Todos Ponen, un proyecto de colaboración creativa y comercial, impulsado por HD Humanitarian Dialogue. Proyecto en el cual María Luisa lidera el diseño y producción de tapabocas 100% hechos en Colombia con un estilo básico, pero con una historia que se inicia con el trabajo manual de la comunidad de mujeres artesanas Ebera Neka en TierraAlta Córdoba y que son confeccionados por un taller de manufactura especializada de desmovilizados excombatientes de las Farc.
Según Ortiz, “de esta manera estamos conectando estas dos comunidades a través del tejido, dos comunidades que han sufrido el resultado de 50 años del conflicto armado en Colombia”.
La característica principal de estos accesorios es la riqueza de la pieza superior del tapabocas, confeccionada por la comunidad Ebera Neka, ya que en equipo lo diseñan, confeccionan y manufacturan, con el fin que sea reutilizable y amigable con el planeta, pues tienen una duración de hasta de 50 lavadas, por ser confeccionados con telas antifluído.
Estos productos no se quedan solo para oferta en Colombia, sino que además, mediante la labor de María Luisa con la Fundación Ishkar, actualmente han logrado llevar a cabo la primera exportación de tapabocas a Inglaterra, con lo que se espera poder expandir este producto nacional a otros países en Europa.
Las exportaciones benefician al sector de la moda, no solo por la forma cómo se cuentan las historias y se habla sobre el país; además, por el impacto positivo en generar empleo a muchas comunidades y a familias. “Yo creo que somos un sector que tiene unas condiciones positivas para generar esperanza económica a nuestra sociedad y este es un mercado con el que se puede lograr y es una nueva oportunidad para esta nueva realidad”, agrega la diseñadora colombiana.
Materiales e Innovaciones
En cuanto a las nuevas necesidades de protección y confort, se crea la importancia de saber elegir los materiales a la hora de confeccionar un tapabocas o cualquier prenda de seguridad. Ortiz menciona también las tecnologías como antibacterial y antifluído, el desarrollo de un nuevo tejido con tecnología de punta que se está llevando a cabo también en el país y que es la base textil del producto.
Para Colombia, un referente importante es la empresa Encajes S.A., que con más de 40 años en el mercado, asumió este desafío desarrollando nuevas bases textiles con tecnología e innovación para este segmento de protección, confeccionando diferentes tejidos de punto circular como la línea “Protect-Us”, que nació a partir de las necesidades de cuidado; telas tejidas y desarrolladas especialmente para la fabricación de tapabocas y elementos de bioseguridad, con acabado de antifluído y alta respirabilidad.
Para Viviana Páez, gerente comercial para Latinoamérica de Encajes S.A., “el desafío se basó en desarrollar un textil que cumpliera con las características requeridas, que mantuviera y diera la protección necesaria en un textil sin elongación, con máxima cobertura, muy cerrado, con una tecnología de acabado antifluído como barrera de protección en la tela”.
Dentro de su portafolio esta compañía ofrece otras tecnologías como: Go Green, en la que se utilizan hilazas recicladas que reducen el consumo de recursos naturales y posibilita el aprovechamiento de material residual; Microback, es un método que permite un tacto tipo algodón para el interior de las prendas; Skin Soft encajes y blondas tipo algodón, ideales para contacto directo con la piel; Antibacterial que ofrece disminución en la filtración bacteriana; Antifluído, que repele la transmisión de líquidos, entre otros.
Estas tecnologías y desarrollos textiles son producidos en sus dos plantas ubicadas en Bogotá y Asia, desde donde se atienden los mercados de Colombia, México, Perú, Ecuador, Argentina, Brasil y Centro América, Estados Unidos, Hong Kong, Francia, Reino Unido, Australia, España, Países Bálticos, Corea, Polonia y Taiwán.
Todo indica que desde hace cinco meses y en adelante, el uso de vestuario con tecnologías textiles para asegurar la protección de las personas hará parte esencial de la industria de la moda. Así que elementos de protección se irán incorporando de manera natural al diario vivir de todos los colombianos.
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