* Consolidación de la centro-derecha
* La figura sorpresiva de Daniel Noboa
Un mensaje contundente envió el electorado ecuatoriano el domingo en las urnas: no al regreso del correísmo al poder. Si bien la candidata del sector político del condenado y exiliado exmandatario Rafael Correa fue la postulante más votada, con un poco más del 33% de los sufragios en la primera vuelta, los aspirantes anticorreístas, sumados, bordean el 60% de los respaldos en las urnas.
De este modo, sin desconocer las diferencias, es claro que el siguiente en votación y clasificado para la segunda vuelta del próximo 15 de octubre fue el gran “palo” de la jornada. Se trata del joven empresario de 35 años y de centroderecha Daniel Noboa, quien logró el 23% de los votos (estaba en los últimos lugares de las encuestas). Y quien mantiene una coincidencia sustancial con Christian Zurita (16%) ‒sucesor del asesinado candidato Fernando Villavicencio‒, Jan Topic (14%) e incluso el exvicepresidente Otto Sonnenholzner (7%). A todos los une, en efecto, el tema ecuatoriano ineludible: son abiertos críticos de la gestión de Correa, de los escándalos de corrupción que marcaron sus gobiernos, así como de las propuestas populistas de Luisa González, candidata de fachada que recalca que el cuestionado exmandatario sería su asesor si llega al poder. En suma, el verdadero presidente en la sombra.
De hecho, ya Topic anunció públicamente que votará por Noboa, en tanto que algunos de los asambleístas y dirigentes del partido “Construye”, de Zurita y Villavicencio, han manifestado individualmente su apoyo a la nueva figura política, nacida en Guayaquil, pero se está a la espera de que la colectividad tome una decisión institucional al respecto. Por su parte, Sonnenholzner, también empresario y quien hizo parte del gobierno de Lenin Moreno, tiene, como sus votantes, más cercanía política con el aspirante de centroderecha que con la de izquierda.
Por otro lado, en esta recta final es clave impactar a los indecisos, teniendo en cuenta que, pese a que el voto es obligatorio, en estas elecciones sufragó el 82% de los ciudadanos.
Desde luego, no hay que ser candidato en Ecuador para entender que es indispensable reforzar el combate contra el crimen organizado, más si es evidente que detrás del magnicidio de Villavicencio palpita una alianza narcopolítica, brazo de los clanes mexicanos y colombianos, que busca cooptar o aniquilar la dirigencia del vecino país y hacerlo inviable. Ciertamente, una nación hoy sumida en un pico de violencia sin precedentes, con la tasa de homicidios duplicándose de un año a otro, los cultivos ilícitos extendiéndose y un catastrófico entramado criminal que busca imponerse a sangre y fuego para hacer del país un enclave mafioso. Razón por la cual el saliente presidente Guillermo Lasso tuvo que decretar sucesivos estados de excepción.
Frente a ello, Noboa tiene a su favor la preparación y un discurso atinado en materia de reactivación económica, seguridad jurídica y un Estado fuerte con presencia en todo el territorio. Prueba de ello es que su desempeño en el único debate presidencial, poco antes de la primera vuelta, lo catapultó sorpresivamente hasta ser el rival efectivo contra el correísmo. De suyo, tiene la capacidad no solo de concitar diferentes apoyos, sino que ha planteado una agenda de gobierno que podría llevarlo a conformar un bloque multipartidista mayoritario en la asamblea, tema clave para superar el cuello de botella que frenó las reformas de Lasso, ya que el correísmo dominaba el Legislativo e incluso trató de enjuiciarlo acorde con el expediente político izquierdista que se ha vuelto tradicional. Ya de por sí, la izquierda ha enfilado sus baterías contra Noboa con sus desgastadas muletillas contra la llamada élite, el esclavismo y el empresariado, habituales del populismo americano en decadencia y aún a pesar del desplome electoral de los sectores indigenistas.
González, a su turno, apelará a su condición de mujer para allanar apoyos femeninos. Sabe, asimismo, que Correa continúa siendo factor proselitista, como lo demostró al ganar los últimos comicios regionales y ser la bancada parlamentaria más votada el domingo, así no alcanzará a lograr una coalición de mayoría.
En tanto, lejos de ser un Bukele y aún pendiente el tipo de derecha que podría gobernar en Argentina, Noboa más bien podría asimilarse con la centro-derecha que favorablemente gobierna Uruguay, en cabeza de Luis Lacalle. En todo caso no habría duda, si Noboa procede con tino y habilidad, de que a partir de sus tesis económicas y sociales; sus claras nociones de ley y orden; su serenidad reconocida, sin aspavientos ni enfrentamientos; y su carisma y sentido histórico los ecuatorianos habrán encontrado en él una salida a los ingentes problemas del país. Una sorpresa de esas que algunos podrían decir como caída del cielo.
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