UNA SONDA ESTRELLADA Y OTRA QUE ATERRIZÓ EN EL SATÉLITE
Carrera por conquistar la Luna: fracaso ruso y éxito indio

Foto: Cuenta X Indian Space Research Organisation

LA RENOVADA carrera por la conquista de la Luna ha tenido en la última semana dos noticias contradictorias.

Por un lado, el sábado pasado la sonda Luna-25, la primera misión rusa al satélite en casi 50 años, se estrelló contra la superficie del astro.

Según se informó, Luna-25, primera sonda lanzada por Rusia hacia la Luna desde 1976, chocó contra la superficie lunar tras un problema ocurrido durante una maniobra previa a su alunizaje.

De acuerdo con la agencia espacial Roscosmos, tras "el impulso para formar su órbita elíptica de pre alunizaje", la comunicación con la sonda se interrumpió", explicó la agencia rusa en un comunicado.

"Las medidas tomadas el 19 y 20 de agosto para buscar el aparato y entrar en contacto con él no dieron resultado", reconoció.

"Según los resultados preliminares" de la investigación, el aparato "dejó de existir tras una colisión en la superficie lunar", añadió.

Este accidente se produce en un momento en que el presidente ruso Vladímir Putin prometió que continuaría con el programa espacial de su país pese a los problemas de financiación, los escándalos de corrupción y el conflicto en Ucrania, que dificultó la colaboración con otras agencias.

La misión Luna-25, destinada a darle un nuevo impulso al sector espacial ruso, se consideraba "arriesgada", según había admitido previamente el propio jefe de Roscosmos, Yuri Borisov.

Luna-25 fue puesta en la órbita lunar el miércoles de la semana pasada, tras haber despegado en la madrugada del 11 de agosto desde el Extremo Oriente ruso.

En principio, debía alunizar el lunes en el polo sur del satélite terrestre, lo que hubiera supuesto una primicia.

Su misión en la Luna, que debía durar un año, consistía en recoger muestras y analizar el suelo para llevar a cabo "investigaciones científicas a largo plazo".

El lanzamiento del módulo Luna-25 es la primera misión rusa a la Luna desde 1976, una era en la que la extinta Unión Soviética estaba en la vanguardia de la conquista del espacio.

Pero desde la caída de la URSS, Moscú se enfrenta a numerosas dificultades como la falta de financiamiento, los escándalos de corrupción y una insuficiente innovación tecnológica.

Después del inicio en febrero de 2022 de la ofensiva militar rusa contra Ucrania, la Agencia Espacial Europea (ESA) dejó de colaborar con Moscú en el lanzamiento de Luna-25 y en las futuras misiones 26 y 27.

La carrera espacial se intensificó en los últimos años con las nuevas ambiciones de China y Corea del Sur que aspiran a rivalizar con Estados Unidos y el peso creciente del sector privado.



India sí pudo

Contrario al fracaso ruso, India logró ayer el primer descenso de una nave automática cerca del polo sur lunar, un triunfo histórico para el país más poblado del mundo y su ambicioso programa espacial de bajo coste.

La nave Chandrayaan-3, que significa "nave lunar" en sánscrito, alunizó, entre aplausos de los ingenieros a cargo del proyecto.

El primer ministro, Narendra Modi, anunció en directo en televisión el éxito de la misión, sonriente mientras ondeaba una bandera india, al margen de la cumbre diplomática de los BRICS en Sudáfrica.

Chandrayaan-3 tardó mucho más en llegar a la Luna que las misiones del programa estadounidense Apolo en los años 1960 y 1970, que alcanzaban el satélite en unos días.

India utiliza cohetes menos potentes que los usados entonces por Estados Unidos, por lo que la sonda tuvo que orbitar varias veces en la Tierra para ganar velocidad antes de poner rumbo a la Luna.

El módulo de alunizaje Vikram, "valor" en sánscrito, se separó del módulo de propulsión la semana pasada y había estado enviando imágenes de la superficie lunar desde que entró en su órbita el 5 de agosto.

Ahora que Vikram alunizó, un vehículo explorador propulsado por energía solar explorará la superficie y transmitirá datos a la Tierra durante sus dos semanas de autonomía.

India dispone de un programa aeroespacial de bajo coste en comparación con otras potencias, pero ha crecido notablemente desde que envió su primera nave a orbitar la Luna en 2008.

El presupuesto de esta misión es de 74,6 millones de dólares, prueba de la frugal ingeniería espacial india.

Los expertos aseguran que consiguen estos bajos costes copiando y adaptando tecnología espacial existente y aprovechando la abundancia de ingenieros altamente capacitados que cobran mucho menos que sus homólogos extranjeros.

En 2014, India se convirtió en la primera nación asiática en poner un satélite en órbita alrededor de Marte y el próximo año tiene previsto lanzar una misión tripulada de tres días en la órbita de la Tierra.

El éxito del miércoles fue muy esperado por la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO) tras el frustrante fracaso de su anterior misión en 2019, cuando perdieron el contacto con el módulo lunar Chandrayaan-2 momentos antes del alunizaje previsto.

Competencia espacial

Las grandes potencias tienen intereses económicos, científicos o estratégicos en la carrera espacial hacia la Luna, una etapa clave rumbo a Marte.

El satélite es un lugar ideal para probar material espacial, vehículos, y para aprender a vivir en el espacio, sin olvidar sus recursos naturales (agua, metales...).

China planea enviar astronautas a la Luna antes de 2030 y tiene como principal objetivo construir allí una base. Este país envió a su primer humano al espacio en 2003, mucho tiempo después de que lo hicieran los soviéticos y los estadounidenses en 1961, en plena Guerra Fría.

El programa espacial chino ha ido ganando impulso a golpe de inversiones multimillonarias. Ya en 2019 logró una hazaña histórica: posar una nave en la cara oculta de la Luna.

Luego, en 2020, consiguió hacer regresar una nave con muestras lunares, una operación que no se había logrado en más de 40 años. Y en 2021 logró aterrizar un pequeño robot en Marte.

Por otra parte, tras las históricas misiones lunares de la NASA, que se denominaban “Apolo”, medio siglo después la agencia espacial estadounidense concentra ahora sus esfuerzos en el programa Artemis, que tiene como objetivo, oficialmente para 2025, el regreso de los astronautas, incluida la primera mujer y el primer hombre negro sobre el suelo lunar.

El objetivo es construir una base en la superficie de la Luna y una estación espacial en su órbita. Todo para un viaje aún más complejo y ambicioso: enviar una tripulación a Marte.

Pero ha tenido también tropiezos. El cohete Starship, desarrollado por SpaceX ‒la empresa del multimillonario Elon Musk‒ para estos viajes, explotó en vuelo durante su primera prueba el pasado abril.

Así las cosas, hasta el momento solo tres países habían logrado posarse en la superficie de la Luna, situada a unos 384.000 kilómetros de la Tierra: Rusia, Estados Unidos y China. Y ahora India.

No obstante, los recientes avances en tecnología han hecho posible reducir el costo de las misiones, lo que alienta a nuevos aspirantes públicos o privados.

No es un objetivo fácil. Una misión privada israelí que mandó una sonda en 2019 fracasó en el intento.

El mismo problema ocurrió en abril pasado con el módulo de aterrizaje Hakuto de la empresa emergente japonesa ispace.

Se espera que otras dos empresas, las estadounidenses Astrobotic e Intuitive Machines, prueben suerte a finales de este año.