PRESIDENCIAL ARGENTINA EL 23 DE OCTUBRE
Milei tendría un pie en la Casa Rosada

Foto: AFP

UN inesperado paso del escepticismo a la preocupación ha tenido la tradicional dirigencia argentina en dos semanas, ya que las PASO del 20 de agosto (primarias) evidenciaron el mayoritario apoyo para un outsider anti-establecimiento y provocador: Javier Milei.

Antes y después de esa cita en las urnas, este empresario de 51 años, con un discurso contra los políticos y un programa centrado en oxigenar la economía, sigue liderando la intención de voto para la elección presidencial del 22 de octubre pero que, de seguro, se definirá en balotaje semanas después.

Los sondeos realizados muestran un sostenido ascenso de este hombre que física y discursivamente marca la diferencia. Así mismo, evidencian un cerrado duelo por el segundo lugar entre la candidata del centroderechista Juntos por el Cambio (del expresidente Mauricio Macri), Patricia Bullrich y el ministro de Hacienda, Sergio Massa, del Frente Renovador (peronista).

De igual forma, en los tres escenarios posibles para la segunda vuelta por la Casa Rosada, la intención de voto es mayoritaria por el candidato que se autodefine como libertario y que con un lenguaje claro, fuerte y directo ha logrado capitalizar la indignación de los argentinos que culpan a la clase política por la crisis económica y social que enfrenta el país que, además, tiene alta deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Aunque tras las PASO solo se han realizado tres encuestas, todas coinciden en el ascenso de Milei para la primera vuelta presidencial y su triunfo en la segunda; mientras que Bullrich y Massa estarían en un cabeza a cabeza por un tiquete para enfrentarlo en el balotaje que se verificará el 19 de noviembre.

En la realizada por la firma Analogías, que cubrió un día antes y otro después de las primarias partidistas, Milei marcó 32.1% en la intención de voto, seguido por Massa con 26.8% y Bullrich, 20.9%.

En las otras dos, que también se realizaron en el interregno de esa cita de las urnas, se evidencia el ascenso del candidato de La Libertad Avanza (LLA), así como el duelo cada vez más cerrado por el segundo lugar. (Ver gráfico).

Simultáneamente se indagó por el balotaje, que por descontado habrá ya que ninguno de los candidatos superaría el 45% del voto válidamente emitido o más del 40% con una diferencia mayor al 10% con el segundo. La efectuada por Opinaia indica que en una definición entre Milei y Massa se impondría el primero por 49% contra 30%, mientras que si la disputa fuera con Bullrich, se impondría por 39% vs. 31%. El tercer escenario sería entre Massa y Bullrich, donde la candidata de Juntos por el Cambio obtendría un 44% y el ministro un 32%.

En cambio, las de OPSA realizada una antes de las primarias y otra del 13 al 25 de agosto, muestran que la segunda vuelta se daría entre el candidato libertario y la centroderechista. La diferencia entre una y otra medición es que la carta de Juntos por el Cambio le recorta ventaja. De esta forma, mientras se ubicaba a comienzos del pasado mes con 32% en intención de voto frente a 51% de Milei, en la más reciente subió a 44% mientras su competidor bajó dos puntos porcentuales.



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Guerra a inflación

Si bien el discurso antisistema ha calado en un amplio sector ciudadano, ha sido de mayor impacto su clara propuesta económica para atacar de frente e inmediatamente la mayor preocupación de los argentinos: la inflación.

“Lo encasillan como ultraliberal, pero claramente Milei se posiciona a la derecha, tanto en lo económico -menos Estado, más mercado- como en otros valores, por ejemplo, su oposición al aborto, que en Argentina es legal desde 2020”, señala el politólogo Diego Reynoso de la Universidad de San Andrés, quien agrega que con su mensaje directo, sin rodeos, fuerte y sobre todo aplicable, el candidato sigue sumando apoyos, especialmente en el segmento de hombres y mujeres entre 18 y 40 años.

"Nunca vamos a crear nuevos impuestos, nunca vamos a ir contra la vida, nunca vamos a ir contra la libertad y nunca vamos a ir contra la propiedad. Vamos a enviar proyectos que quiten esta opresión del Estado sobre las personas", promete este hombre. al que le gusta citar a las glorias del siglo XIX, como Juan Bautista Alberdi, el inspirador de la Constitución que decía: "el que no cree en la libertad como fuente de riqueza ni merece ser libre ni sabe ser rico" y que ha convertido sus actos electorales en magistrales “clases” de economía, tan sencilla como aplicable.

Así, agobiados por la enésima crisis inflacionaria, muchos argentinos se ven tentados a ensayar la fórmula extrema e inexplorada del presidencial Milei para resolver sus problemas económicos: abandonar el peso y adoptar el dólar.

En un país con más de 100% de inflación anual que destruye el poder de compra de los salarios, el dólar es un refugio.

Por eso el mensaje de Milei cala. "Terminar con la inflación es posible, sólo debemos quitarle a los políticos el arma monetaria", lanzó el más votado en las primarias de agosto en alusión al mecanismo de emisión de moneda para financiar el déficit del Estado, causa fundamental según él de la devaluación crónica del peso.

Milei propone además eliminar el Banco Central que emite moneda, pero también monitorea el sistema financiero.

Su idea de abrazar el dólar centraliza el debate hacia la primera vuelta del próximo mes y es rechazada por la mayoría de los economistas locales.

"Sería bueno dolarizar. Con esta devaluación vendo la mitad y sólo ganan los grandes especuladores", afirma Iván Abl, quien comercia telas desde hace 30 años en Buenos Aires.

En Argentina una vivienda, un auto e incluso los electrodomésticos se venden en dólares.

Tras dos episodios de hiperinflación en 1989 y 1990, el país aplicó un mecanismo de "convertibilidad" que fijaba una paridad 1-1 entre el peso y el dólar, apoyado en privatizaciones y una apertura total de la economía.

La inflación anual bajó a un dígito, pero el aumento de importaciones acrecentó la deuda en divisas, arruinó la industria y provocó una grave recesión. La "convertibilidad" terminó trágicamente en 2001 con una masiva protesta social cuya represión dejó unos 40 muertos. Entonces, el país se declaró en default y los gobiernos se sucedieron a comienzos de siglo.

"La economía bimonetaria une a todas las crisis: la escasez de dólares, la corrida cambiaria, las devaluaciones y las inflaciones. Están todas histórica e histéricamente unidas", definió en 2017 la entonces presidenta peronista Cristina Kirchner.

Melei, quien plantea este mecanismo -también aplicado por Ecuador y El Salvador- admite que ello llevará tiempo, pero destaca que ahora “es barato dolarizar, sólo cuesta 10.000 millones de dólares".

Señala que retirar los pesos de circulación utilizando activos del banco central y reemplazarlos por dólares es el primer paso.

"¿De dónde van a sacar los dólares para dolarizar?", se pregunta su rival oficialista y ministro de Economía, Sergio Massa, en un contexto de erosión permanente de las reservas internacionales argentinas.

El banco central (BCRA) dispone de los instrumentos suficientes para hacer la transición, argumenta Milei.

El economista independiente Juan Manuel Telechea dijo que el canje de pesos, en 2022, demandaba ya unos 55.300 millones de dólares.

"No alcanzaría con reemplazar solamente la base monetaria (ndlr, el dinero circulante), sino que existe un stock de pesos que, si bien no están en circulación, son el respaldo de los depósitos bancarios en moneda nacional" y que se mantienen en instrumentos de deuda del BCRA, explica el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en un blog que plantea interrogantes sobre la factibilidad de dolarizar.

Desde el campo de Milei, retrucan. "Si vamos o no a dolarizar es una discusión irrelevante porque ya se dolarizó", argumentó a CNN Radio Emilio Ocampo, el economista en el que se inspiró Milei para su propuesta y hoy asesor del candidato, en referencia a la predilección de los argentinos por el billete verde.