CONVERSACIONES SECRETAS
El Gobierno y la fumigación aérea

Es creencia generalizada que entre los compromisos que adquirió el Gobierno con las Farc, inclusive antes de los acuerdos de La Habana, esta no escrito el de suspender la fumigación aérea con el glifosato, suspensión que luego se oficializó en octubre del año pasado, aunque desde meses antes la aspersión aérea había disminuido apreciablemente. Se convino luego, en La Habana, que la eliminación de las áreas cocaleras se haría, fundamentalmente, mediante la erradicación manual voluntaria en conjunto con las comunidades (!) y la erradicación forzosa. Esta extirpación manual, como lo reconoce el propio Fiscal General, ha sido un fracaso pues enfrenta poderosos impedimentos, principalmente las minas antipersonales y los bloqueos campesinos (345 hasta principios de septiembre). El argumento que sin las Farc ahora si podrá ser efectiva la erradicación manual se ve desmentida por la cooptación por el Eln y las bacrim de dichas áreas, lo que parece está sucediendo, más si elementos de las Farc están cambiando de brazalete con los elenos. Al fin y al cabo el negocio es muy rentable.

Washington ha mostrado su preocupación y en marzo último manifestó que los cultivos de coca en Colombia se habían duplicado entre el 12013 y el 2015, antes de suspenderse oficialmente la fumigación aérea, pasando de 80.000 hectáreas a 159.000. En ese momento el embajador estadounidense atribuyó el incremento a la disminución de la aspersión aérea y a las siembras en zonas donde estaba prohibida, como los parques naturales o reserva indígenas. Obama, en reciente carta al Congreso, confirmó esta apreciación.

Hoy nuestro país permanece en la lista de grandes productores de coca del Departamento de Estado. El argumento de que el glifosato es cancerígeno, lo que no está demostrado, es neutralizado con la utilización del glufosinato de amonio que ha sido experimentado por la Policía Nacional. Si tiene el inconveniente que cuesta el doble que el glifosato. Ante esta situación el Fiscal General, Néstor Humberto Martínez, pidió al Gobierno reconsiderar la conveniencia de reanudar la aspersión aérea, añadiendo que, además del área cultivada,  la productividad de las plantaciones ha aumentado en más del 50% desde el año 2000. El Presidente salió raudo a negar tajantemente esta posibilidad: “El Gobierno no va a volver a asperjar, que eso quede claro... el Gobierno ha estudiado esto y no lo vamos a volver a hacer”. Aunque Humberto De la Calle aclaró que en los acuerdos de Cuba no se estipuló que la fumigación tenía que prohibirse en forma absoluta y que existe hoy la posibilidad de emplear el glufosinato, la oposición radical del Gobierno a la aspersión aérea parece confirmar que se trata de un acuerdo, ese sí “especial”, con las Farc, que favorecerá enormemente el narcotráfico.