Ciertamente, Santos tiene buenos asesores políticos. Basaron la campaña para el plebiscito en que quienes lo votaran afirmativamente votaban por la paz, contra los belicistas del No. Basta ver la papeleta: “¿Apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera?” No importó lo que indicó la Corte Constitucional. Santos dijo que él la redactaba como le diera la gana. Y en la costa señaló que “En la vida política, el amor se expresa de la novia (Barranquilla) hacia acá con votos y de aquí hacia allá con presupuesto e inversiones”. Los fondos para financiar la campaña por el Sí son ilimitados. Funcionario público que no apoye el SÍ arriesga perder el sustento.
Ahora, los espectáculos de la segunda firma de los acuerdos de Cuba merecen especial mención. Recordemos que en La Habana tuvo lugar una primera firma, también con el debido show, en la que los guerrilleros firmaron con seudónimos, documento que sirvió de base para fijar la fecha del plebiscito (¿qué validez tendría una escritura si fuera firmada con el seudónimo de una de las partes?). Pero no la firmaba el Presidente porque necesitaba montar un espectáculo en fecha posterior y su contraparte, que se considera su igual, no quería firmar con los subalternos del presidente. Además, había que programar el plebiscito para una fecha próxima porque de lo contrario la presentación de la reforma tributaria, que tanto dolor nos va a causar, llevaría a su aprobación el año entrante, es decir, no regiría sino en 2018.
Volvamos al show mediático de Cartagena, y a los más pequeños de Medellín, Cali, Barranquilla, etc., apoteosis de las Farc cuyos costos nunca sabremos, con participación de dignatarios extranjeros, jefes de estado unos, cabeza de organismos internacionales otros. Su finalidad es triple, legalizar, ahora sí, los acuerdos de La Habana, con las firmas de quienes debieron firmar desde el principio; luego darle impulso al voto afirmativo al plebiscito, con semejante despliegue el ciudadano común y corriente es inducido a pensar que si hay tanto derroche, los promotores del SÍ deben de tener la razón y no los pobretones de la oposición. Muy importante es la campaña por el Nobel. Santos y Timochenko fueron nominados al de la paz, que se anunciará el 11 de octubre, por un parlamentario socialista noruego. ¿Serán apoyados por los invitados internacionales a Cartagena?
¿Cómo van a financiarse los costos de los compromisos de Cuba, que los suizos calculan en US$31.000 millones? Algunos extranjeros han ofrecido ayudas, pero las que se presentan como apoyos importantes, los US$11.000 millones del FMI, son solo ofertas de préstamos, los que deberemos pagar con impuestos en el futuro, estaremos endeudando a las próximas generaciones.
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