El Alcalde Enrique Peñalosa contrasta con su antecesor, Gustavo Petro, por ser un hombre preparado, buen administrador y un probado urbanista. Hoy tiene el reto de sacar a Bogotá del caos y del atraso, producto de la corrupción y la mala administración, que dejó la izquierda en su legado de 12 años de gobierno.
Este primer año, de su segundo mandato, ha tenido que poner la casa en orden. Le ha tomado tiempo organizar administrativamente el Distrito y ha asumido el desgaste de ir corrigiendo las chambonadas de Petro. Pero el tiempo apremia y ya es hora de poner en marcha las grandes transformaciones que requiere la ciudad.
La Bogotá Humana, como parte de su estrategia clientelista, infló las nóminas de las entidades del Distrito y llenó de contratistas sus empresas. Las nóminas paralelas aumentaron en un 40%, generando sobre costos para la Capital de 1,2 billones de pesos; se calcula que durante los años 2014 y 2015, la administración de Gustavo Petro repartió unos 80.000 contratos de prestación de servicios. Y según la Contraloría Distrital, el 96% de los contratos entre 2012 y 2015, se hicieron de forma directa y sin licitación.
En contraste con lo anterior, la Veeduría Distrital asegura que la Administración Petro solo alcanzó un 57% de las metas propuestas en el Plan de Desarrollo y que de los 52 billones de pesos que le aprobó el Concejo para la ejecución del Plan, solo ejecutó 30.
Lo que indica que la tal “masacre laboral” del Distrito es culpa de Petro, por irresponsable, por haber utilizado el Distrito y sus recursos para beneficiarse políticamente, él utilizó a esas personas, los contrató sabiendo que no había necesidad y que una vez llegara otro alcalde tendría la obligación de hacer recortes laborales. Peñalosa se ha visto en la necesidad de sanear esa situación, organizar la casa para poder avanzar. Ha sido un proceso doloroso y costoso, en términos políticos y económicos.
Pero el tiempo se agota, el Alcalde Peñalosa tiene la necesidad y la obligación de empezar a mostrar más y mejores resultados en su gestión. Tiene que bajarle a las peleas o escogerlas mejor, la idea de construir en la reserva Van der Hammen no ha sido rentable y el déficit de viviendas que tiene la ciudad puede satisfacerlo permitiendo, a través del nuevo POT, la construcción en alturas sobre las vías principales.
No le conviene, por persistir en su pelea con el Country Club, poner al Distrito a pagar 190.000 millones de pesos para hacer un pequeño parque para “los ricos” del barrio La Carolina, mientras hay mayores necesidades en otros sectores de la ciudad.
Ya no valen más estudios para el Metro, queremos ver que inicien las obras. Eso daría un mensaje de determinación y dejaría de ser un discurso, para convertirse en una realidad. El Alcalde necesita más resultados y menos peleas.
@SHOYOS
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