LA POLÍTICA ITALIANA
El regreso de Berlusconi

“No existe en política  línea media entre la cumbre y el precipicio”      

 

 

Sorprendente en Italia el resurgimiento político, a sus 81 años, de Silvio Berlusconi, incapacitado por  sentencia judicial para al ejercicio de cargos públicos hasta el 2019. Tres veces jefe de gobierno, renunció en el 2011 en medio de escándalos, uno muy sonado, el de las fiestas cuando era Primer Ministro con jóvenes desnudas. El partido “Forza Italia” languideció, su capital se redujo, la empresa familiar financiera colapsó, el imperio monopólico en la televisión perdió fuerza en competencia con los franceses de Vivendi. Conservó eso sí,  el control de periódicos, revistas, participación en la mayor cadena de almacenes, en estudios y salas de cine.  Las críticas arreciaron, pero ha logrado salir de líos, cuenta con imagen positiva del 29 por ciento, se perfila como  coordinador de la  alianza de centro derecha que aspira a recuperar el poder en las próximas elecciones. Parlamentarios que lo abandonaron vuelven al redil, negocia acuerdos con su amigo adversario Mateo Renzi, no importan las críticas de la curia romana. “Deseo que los gatos tengan tantas vidas como yo”, dice.    

Vendió en abril la joya, el club de futbol Milán, suyo durante 31 años, al chino multimillonario Li por 740 millones de euros, suma suficiente para salir de aulagas. Sigue fiel a la Unión Europea, impulsa el movimiento “para el ascenso de los competentes” y aprovecha la llegada masiva de migrantes africanos. Hizo campaña en Sicilia las semanas anteriores y su candidato triunfó con el cuarenta por ciento de los votos, en tanto que el desastre de la izquierda fue completo. Por ahora no pretende ejercer el poder directamente.

A lo mejor el presidente de los Estados Unidos simpatiza con su causa en este mundo convulsionado. No creo que sea la mejor opción para el futuro de Italia, sin embargo está otra vez en la palestra. Es fenómeno inocultable, así lo registro. Berlusconi dará mucho de qué  hablar, su discurso es conservador, su vida demasiado liberal. El regreso a la actividad proselitista coincide con el estreno de la película de Paulo Sorrentino, “Loro,” sobre sus excesos. La última imagen pública del dirigente se captó al salir de una clínica de belleza en el norte de Italia con amplia sonrisa, traje azul y varios kilos menos. 

Mientras esto ocurre, en Zimbawe, el presidente Robert Mugabe, de 93 años, líder de la colectividad Alianza Africana, en el mando desde hace 37, no piensa retirarse. Ha ganado en estas décadas cuestionadas elecciones y recibe mensajes de apoyo de los gobiernos de China y Venezuela. Don Nicolás Maduro tampoco quiere irse. Berlusconi se empeña en volver y lo está logrando. No existe en política  línea media entre la cumbre y el precipicio.