EN las áreas que los grupos armados organizados utilizaban -o tenían previsto hacerlo- para la siembra de cultivos ilícitos, la explotación ilícita de yacimientos mineros y el vertimiento al suelo y fuentes hídricas de químicos usados para el procesamiento de droga, tropas del Ejército Nacional han sembrado 480.506 especies de árboles.
En desarrollo de la estrategia “Agua, biodiversidad y medio ambiente” de la Presidencia de la República, el Ejército Nacional y en atención a 880 alertas tempranas, ha desarrollado viveros en casi todas sus unidades militares con el fin de recuperar zonas deforestadas. De allí son trasladados a los sitios previamente elegidos para iniciar la siembra de árboles, de ellas muchas especies nativas.
A la fecha, esta campaña medioambiental del Ejército Nacional de ha desarrollado en seis departamentos, así: en Antioquia se han sembrado 354.543 árboles; en Chocó, 69.497; en Córdoba, 34.270; en Santander, 18.546; 1.850, en Sucre; y 1.800 en Boyacá.
Estas labores han permitido recuperar 1.200 hectáreas que habían sido devastadas por los grupos armados como el ‘Clan del Golfo’, ‘Los Caparros’, el Eln y las disidencias, que se lucran de las rentas ilícitas y generan un daño ambiental irreparable.
El objetivo del Ejército es sembrar 5,6 millones de árboles, germinar un millón de frailejones y 500.000 palmas de cera, implementar 373 viveros forestales, reforestar 373 polígonos deforestados y conservar 373 fuentes hídricas.
La guerra contra el narcotráfico y la minería ‘criminal’ va de la mano con esta ofensiva medioambiental, que tiene como eje hacer reverdecer a Colombia, plan que liderado por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible tiene como aliados estratégicos, entre otros, a las Corporaciones Autónomas Regionales, Institutos de Investigación, alcaldías, gobernaciones, sectores productivos, instituciones educativas y ONG.
Como se recordará, la meta del gobierno Duque es dejar sembrados al final de su mandato (2022) 180 millones de árboles en todo el país, en una campaña que ha denominado “sembrar vida”. Se va en la cuarta parte de la misma debido al retraso forzado que en el cronograma tuvo el aislamiento preventivo por el Covid-19 en todo el país.
Vale destacar que este ambicioso plan de siembra tiene como eje la escogencia de árboles nativos, es decir acorde con las características medioambientales de cada zona. Para citar algunos ejemplos está el de Antioquia, donde Corpourabá cuenta con material vegetal para siembra, gracias a tres proyectos de conservación forestal que continuaron los procesos de producción vegetal con el apoyo de técnicos locales y la vinculación previa de los campesinos, a través de la evaluación de la capacidad de producción de los sitios.
De esta forma, por ejemplo, en Puerto Cesar (Turbo), se recolectaron y seleccionaron 20.148 propágulos que fueron llevados a viveros para su fortalecimiento, tras lo cual se realizó la siembra en los sectores de Río Currulao y Guadualito.
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