* Vacunas, el hecho mundial del año
* Temple y solidaridad colombianas
Pocas veces se pone a prueba la fortaleza de una nación como en una pandemia. Todavía peor, para el caso, con esa nueva enfermedad del covid-19, tan sorpresiva, variable y letal. Y las trágicas secuelas de todo orden. Así, la palabreja del coronavirus se convirtió de repente, no solo en un verdadero acertijo científico, global y local, sino en un cataclismo en el desarrollo normal de la existencia.
Fue, precisamente, lo que ocurrió en Colombia cuando hace dos años se notificó de esa fatalidad procedente de China. La respuesta fue el aislamiento social y las cuarentenas permanentes. De hecho, el país no solo siguió las reglas, sino que se puso a la avanzada, adoptando el tapabocas obligatorio y encierros más prolongados que en otras partes.
En ese orden de ideas, se trató, en primer lugar, de evitar los llamados picos de la enfermedad, morigerando en lo posible la aguda presión sobre las unidades hospitalarias de tratamiento intensivo. Valga recordar que, a pesar de las voces pesimistas, la nación multiplicó entonces la infraestructura y el personal de la salud, saldando asombrosas deudas de vieja data y superando con diligencia, en el último semestre 2020, la atroz insuficiencia de esas unidades.
Al mismo tiempo, el punto neurálgico para 2021 era si Colombia estaba en capacidad de adquirir y aplicar las vacunas que, especialmente en Estados Unidos y Gran Bretaña se habían logrado en el término increíble de nueve meses, como antídoto eficaz. Vacunación, a su vez, que solo se pondría en práctica masiva, en 2021, sin saberse muy bien sus resultados y efectos secundarios. Sin embargo, la ciencia parecía dar una respuesta bastante antes de lo previsto. Al menos, era una luz al final del túnel, según después pudo confirmarse como el hecho mundial de 2021.
No obstante, en el país norteamericano, por ejemplo, el asunto se prestó en su momento a controversias políticas, puesto que la incierta suerte de las vacunas se convirtió en la pugna prioritaria de las elecciones presidenciales. Frente a ello, ya el punto hoy no es si las vacunas sirven, sino cómo llevarlas a los países rezagados o cómo hacer para que allí en verdad se inyecten (Nigeria dejó vencer millones de dosis). Y de otro lado cómo enfrentar la terquedad ignota de los no vacunados, tal cual se ha manifestado en Suráfrica con la aparición de ómicron.
Por su parte, la fórmula de los biológicos parecía en principio muy distante para un país como Colombia, muchas veces encerrada en la mentalidad parroquial de quienes desconocen su empuje. Además, se trataba de una salida aparentemente exclusiva de las potencias económicas. Pero, a decir verdad, nadie osaría negar que el país se movió rápidamente y, a través de varios mecanismos, pudo conseguir grandes lotes de los preciados elementos y con ello dar curso al exitoso Plan de Vacunación, desde comienzos de 2021. Entonces se quiso hacer mofa de las primeras y apremiantes recepciones. Los que así lo hicieron ya no se ríen.
De suyo, las cifras hablan por sí solas. No solo se han cumplido las metas, sino que la nación se encuentra a la vanguardia mundial. Tal vez sea por ello, justamente, que el presidente Iván Duque mantiene registros aceptables de aprobación en algunas encuestas (40%), en medio de semejante crisis, lo cual no es común cuando en otros países, como Nueva Zelanda o Inglaterra, mandatarias o mandatarios, sin distingo, incurren en irresponsabilidades pasmosas. Por supuesto, la popularidad y la política son tema menor, cuando el objetivo es salvar vidas y velar por la salud de los colombianos.
En ese sentido, el país nunca perdió el norte en 2021, a pesar de la lesión enorme inferida, en especial por cuenta de los agentes vandálicos de siempre, que aprovecharon el error de contenido colosal de la primera reforma tributaria. Por fortuna, esto fue luego enmendado, pudiéndose sacar avante los programas sociales para los más vulnerables, así como el empleo y economía, según es claro de los índices actuales. En todo caso, de no haber sido por la anarquía de abril y mayo, con sus “primeras líneas” y el exabrupto indolente de los bloqueos viales, se habrían podido salvar más vidas y ahorrar las descomunales pérdidas económicas. No en vano y lamentablemente los decesos ya se acercan a los 130.000, producto en parte de haberse prolongado el pico virológico de esa época. De otro lado, los diez billones en pérdidas nunca se recuperaron.
Pero, ante las adversidades, fue el esfuerzo de la grandísima mayoría de colombianos lo que permitió enfrentar la crisis sanitaria, económica y social en este año, que aún se mantiene de reto.
Es pues, por decirlo así, ese país anticovid, incluso con el podio para el sector salud, empresarios y trabajadores en general, el que merece, en su conjunto, ser el personaje 2021.
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