José Baena heredó la vena artística de su madre y abuela, pero tuvo su primer contacto con el tatuaje por influencia de amigos tatuadores. Los primeros trabajos que realizó en este oficio fueron bocetos para ellos, hasta que se aventuró a ser él mismo quien llevara esos diseños a la piel, con tinta y aguja.
Se comprometió con crecer profesionalmente y una oportunidad en un prestigioso estudio de Medellín le permitió recorrer ciudades de Colombia y países vecinos, para darse a conocer entre los demás artistas. Esta práctica milenaria pasó a ser un estilo de vida para él, desde hace nueve años, la cual considera que ha evolucionado con el paso del tiempo.
Lo que hace especial el arte del joven es la versatilidad a la hora de interpretar, diseñar y tatuar. Es de los que están abiertos a experimentar varios estilos, entre esos, el realismo color, realismo en sombras, "black and grey", tradicional, neotradicional y color, aunque su reto es unir los estilos mencionados y obtener uno propio que logre imponerse en el mundo del tattoo. Ver sus diseños, es disfrutar de obras de artes que cubren completamente un brazo, una espalda o una pierna. Las piezas de gran tamaños son las que le permiten dejar fluir su creatividad, para contar una historia, transmitir sentimientos o inmortalizar un recuerdo.
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Muchos de sus clientes son de otros países y viajan hasta Colombia, para realizarse unos de sus diseños. Además, Baena también ha tenido la oportunidad de llevar el talento nacional a Francia, España, Alemania, Perú, Argentina y Chile.
Sus sueños continúan vigentes, como desde el primer día en que decidió emprender en la industria, pero con una visión que sobrepasa las expectativas. Para el año venidero, prepara un calendario de visitas a importantes eventos y tiendas de tatuaje.
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