* OMS anuncia un “tsunami de contagios”
* Nuevos tratamientos, efectivos pero caros
Una vez más, como ocurrió hace un año, en Colombia y en otros países las fiestas navideñas y de fin de año, con sus encuentros y ambiente distendido, son terreno fértil para la expansión de contagios de covid-19. Una inquietante perspectiva más aún cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé a nivel global un “tsunami de infecciones por delta y ómicron” durante las próximas semanas.
En Colombia ya pasamos de cinco millones de casos y 129 mil muertes por el virus. En los últimos tres meses registramos un crecimiento leve pero progresivo de la tasa epidemiológica, lo que el Ministerio de Salud atribuye, entre otros factores, a la semana de receso escolar de octubre, los días sin IVA y movilizaciones por puentes festivos. No obstante, aunque se anunciaron por las autoridades picos para octubre, noviembre y diciembre estos no se dieron.
Con la mira puesta en aplicar las lecciones aprendidas, es innegable que hace un año las aglomeraciones de personas por el “Día de las velitas”, novenas y fiestas de 24 y 31 de diciembre tuvieron un grave resultado: 188.308 nuevos contagios y casi 4.000 muertos en 20 días, un promedio de 200 por jornada.
No es un fenómeno aislado. Prueba de ello fue la celebración del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, el pasado 25 de noviembre, con un alto número de reuniones familiares y desplazamiento de varios millones de personas. A hoy esa nación está sumida en otra grave crisis por el aumento de enfermos y fallecidos por la pandemia. Lamentablemente se afectaron importantes logros en la vacunación y por eso los norteamericanos enfrentan un promedio superior a los 100 mil casos nuevos y mil muertos al día.
Volviendo a nuestro país, las consecuencias de la indisciplina social en diciembre del año pasado se hicieron más visibles durante las tres primeras semanas de enero cuando se dispararon los contagios, la positividad, la hospitalización y las muertes. En esa época, no se había iniciado la aplicación de vacunas en nuestro país. Pese a que ya se han aplicado 60 millones de dosis, en todo caso la OMS ha dado una alerta general por ómicron.
Este campanazo no es el que la población ávida de diversión y esparcimiento en familia quisiera oír, pero el peligro epidemiológico es alto y se deben atender las recomendaciones para enfrentarlo: usar tapabocas, mantener el distanciamiento físico, asearse las manos, teletrabajo, evitar reuniones y aglomeraciones y procurar ambientes ventilados. Es claro que los laboratorios han sostenido que las vacunas, bastante efectivas frente a la variable delta, ceden cuando se trata de la ómicron, por lo tanto han aconsejado que se aplique una dosis de refuerzo.
La humanidad se acerca al segundo año de la pandemia con un acumulado de más de 270 millones de contagios y 5,3 millones de muertes, con los principales brotes en América, Europa y el sudoeste de Asia. Si la variante ómicron es más contagiosa que otras o produce efectos más leves o graves que las demás cepas del virus resulta determinante pues, como estima la OMS, un marcado incremento en el número de casos elevará las hospitalizaciones y congestionará los sistemas de salud.
Pero también hay noticias alentadoras. Por ejemplo, el próximo año es inminente llegada a los mercados de tratamientos anticovid con base en píldoras que si se toman en los cinco días posteriores al contagio, disminuyen sustancialmente los riesgos de hospitalización y muerte. Los efectos de la infección se tornan en una enfermedad respiratoria común y se reduce el peligro para quienes interactúan con portadores del virus.
Los tratamientos que se encuentran próximos a obtener patente en Estados Unidos fueron desarrollados por Pfizer-Paxlovid y Merck-Molnupiravir. El primero se logró a partir de un fármaco que se desarrolló para el coronavirus causante del SARS. El laboratorio afirma que tiene efectividad de 90%. El segundo surgió de una investigación para desarrollar un tratamiento contra la encefalitis equina venezolana y ha sido objeto de algunas reservas en la comunidad científica debido a posibles efectos secundarios, en particular mutaciones en el ADN de las personas. Se pronostica su efectividad en 50%.
El pero radica en que el tratamiento de Pfizer se venderá a 500 dólares y el de Merck a 700. Aun así, el gobierno de Estados Unidos ya compró al primer laboratorio 10 millones de píldoras por 5.290 millones de dólares. Si la distribución de los nuevos fármacos es similar a las de las vacunas, los laboratorios habrán unido otro negocio de proporciones colosales y miles de millones de dólares en ganancias a sus arcas. Como lo denunció la OMS desde el inicio de la crisis: así funciona el planeta, frente a la enfermedad y la muerte los que tienen con qué pagar se salvan primero.
Vale decir, en todo caso, que Colombia llegó la semana pasada a niveles de vacunación similares a los de Francia e Italia. Aun así es necesario acelerar el paso, sobre todo en búsqueda activa de no vacunados.
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