Chile se juega el futuro

* Candidatos presidenciales en cerrada elección

* Dos propuestas y énfasis distintos, un solo país

 

En instancia de balotaje final los chilenos eligen hoy no solo Presidente de la República sino el rumbo de un país en medio de la crisis pandémica y con la reactivación social y económica en marcha. Tienen dos opciones políticas e ideológicas distintas sobre la mesa que, según las últimas encuestas, llegan muy empatadas a las urnas.

Hay mucha incertidumbre. En tiempos de Salvador Allende, con el modelo castrista de entonces, se arruinó su agricultura e incipiente industria privada. El intento de montar otra Cuba derivó en el alzamiento militar que llevó al general Augusto Pinochet al poder y que estuvo a punto de generar una guerra civil. Después de largos años el régimen castrense convocó a un plebiscito que reeligiese al general en unas elecciones limpias y abiertas, el cual perdió y se retiró a la vida privada. Es lo que el candidato presidencial de derecha José Antonio Kast considera una de las diferencias sustanciales con los gobiernos de izquierda en nuestra región, que arruinan sus países y se eternizan en regímenes autoritarios. 

Es evidente que la ciudadanía de la nación austral votará por dos corrientes políticas antagónicas. Una, como ya se dijo, la conservadora democrática de Kast y, la otra, la del radicalismo socialista del candidato de izquierda Gabriel Boric. Este último es un nuevo apostador en política que surgió como orador comprometido en las marchas y protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera, un millonario derechista y demócrata que estuvo a punto de no terminar su segundo mandato. Sin embargo, el mandatario logró negociar y superar el intento de juicio y destitución en el Congreso. Lo hizo no sin caer en la trampa de convocar una constituyente en la que la izquierda consiguió la mayoría. 

Tras esa derrota del establecimiento en la convocatoria a la constituyente, vino la campaña presidencial por la primera vuelta y casi todas las encuestas auguraban el triunfo del candidato de izquierda. El conservador Kast, con su pequeño partido, no se amilanó y decidió reforzar su discurso en defensa de la ley y el orden. La segmentación de las encuestas permite establecer que los centros urbanos, la clase media y un fuerte sector de los trabajadores siguen sus ideas y propuestas sobre impulsar la empresa privada y favorecer las pequeñas y medianas empresas, que dan trabajo a millones de chilenos. Pareciera que una parte de los que votaron y dieron el salto al vacío con la constituyente, se arrepiente y teme por sus puestos de trabajo, negocios y seguridad.

Al decir de los analistas chilenos este panorama político parece cambiar desde el momento en el que pareciera que el grueso del electorado volverá al centro del espectro político y reclama de los dos contendores cabeza fría y más respeto a la democracia. Ambos políticos aceptaron el desafío y ahora para la segunda y definitiva vuelta tratan de presentarse como demócratas insobornables y amigos de la paz social. Los sondeos de opinión señalan un empate en torno a cuál de los dos convence más al electorado. Lo cierto es que aún es posible que parte de los indecisos vote por Kast y sus propuestas que garantizan que no va meter la mano en el tesoro público ni hacer populismo. Frente al temor que suscita el aspirante izquierdista, que quiere darle un manotazo a los fondos de pensiones y hacer política social con parte de esos recursos, lo que  podría derrumbar el sistema político y económico en tres años o menos.     

Otros analistas sostienen lo contrario. Auguran una victoria de Boric, al considerar que el grueso del electorado quiere castigar a los políticos de derecha y de centro, dando la oportunidad a un populista que promete repartir la riqueza entre los más y aumentar la burocracia, junto con la asistencia social.
Aunque en Chile la mayoría de la sociedad es conservadora y moderada por naturaleza, pareciera que la pandemia, el encierro y la crisis social han desesperado a esos votantes y estos reclaman una mayor intervención del Estado en la economía así como más bonos y ayuda social a la población menos favorecida.  

A hoy nadie sabe qué va a pasar. Es evidente que el carisma de los candidatos, el resultado de los debates y las propuestas de última hora han terminado por ser determinantes. El aspirante de derecha y el de izquierda se dicen confiados en ganar, apuntando al voto de los indecisos y los jóvenes. Se estima que la polarización política favorece a las fuerzas tradicionales pero solo esta noche se sabrá qué camino tomaron. Por lo pronto, solo queda confiar en que la democracia chilena dé una muestra de madurez y acierte en la escogencia presidencial.