“Llegó la hora de hacerse un auto DOFAA”
Llegamos a fin de año, tiempo de celebraciones, encuentros y también de balance, por lo que puede ser momento oportuno para hacer un DOFAA, sí, con doble A, pues la segunda corresponde a aprendizajes. Le propongo un espacio de auto-reflexión, de observarse a sí mismo y a su realidad tal como son. Para ello, primero es preciso reconocer cuáles son las emociones que emergen en este momento de su vida: alegría por lo vivido, satisfacción por lo alcanzado, culpa por lo no resuelto, dolor por lo acontecido, frustración por lo que está pendiente, culpa por lo pospuesto o miedo por lo que viene. Pueden estar una o más de esas emociones, como también el combo completo.
Las emociones son solo eso. Parece obvio, pero lo obvio genera ceguera. No son usted; usted no es la calma, la felicidad, la angustia ni la pena. Las emociones, al igual que los pensamientos, son estados transitorios de la mente, visitantes que van y vuelven. Una vez usted tiene consciencia de que no es el conjunto de emociones que lo habitan, se puede desidentificar de ellas, para observarlas. Así que, reconociendo que es mucho más que sus sentipensamientos, ya puede mirarse en el espejo y observar lo que ocurre en su vida, sin juicio, porque la principal tarea con usted mismo no consiste en juzgarse, sino en ser. Su tarea tampoco es compararse con nadie más. Puede ser que esto lo hayan hecho con usted desde la infancia, pero ahora ya puede soltar todas esas comparaciones.
Las debilidades y fortalezas son suyas, de su interior. Recuerde que usted tiene su propio código vital, suyo y de nadie más. Ah, claro… es preciso conocer ese código, en lo cual yo puedo apoyarle desde el mentoring. Dado que el olmo no está diseñado para dar peras sino sámaras, no podríamos exigirle lo del peral. Usted analiza sus debilidades y fortalezas con relación a sus potencialidades inherentes. No es debilidad con relación a otra persona que es más ordenada, estructurada, divertida o descomplicada; es con relación a usted mismo. De igual forma sucede con las fortalezas: no se trata de compararse con otros, sino de reconocer, a la luz de su propio código, aquello que desde su naturaleza usted puede potenciar.
Las amenazas y oportunidades son de su entorno, de ese contexto o contextos en los que se desenvuelve. Aquí caben desde la vecina chismosa que no le quita la vista de encima hasta las políticas macroeconómicas de la banca multilateral: la mirada es hacia afuera pero desde su propio centro. Finalmente, los aprendizajes abarcan todo aquello que usted aprendió y le permite estar en un lugar diferente de aquél desde donde inició este período. Son ellos los que le van a posibilitar seguir avanzando, sin importar si triunfó o fracasó. Son los aprendizajes los que hacen que siga con vida, pues aprender y vivir, aunque en el diccionario queden distantes, son un mismo acto. Regálese este balance –a consciencia–, para seguir viviendo, aprendiendo, evolucionando.
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