El pesebre vuelve a iluminar las iglesias capitalinas
Una Bogotá muy navideña tras dos años de pandemia

Alejandro Avendaño

El ambiente navideño se tomó Bogotá. Tras dos años en los que la pandemia restringió de manera sustancial las movilizaciones de los capitalinos hacia las iglesias, los atractivos o sitios iluminados de la ciudad, e incluso la visita misma a los pesebres más emblemáticos, en este diciembre el panorama ha cambiado masiva y alegremente.

Ríos de gente salen a las calles a ser parte de la Natividad y a buscar estos lugares para celebrar junto a los tradicionales pesebres el nacimiento de Jesucristo en sus corazones.

El establo donde nació el Mesías cobra mayor importancia cuando a su alrededor las familias se reúnen a rezar la novena como antesala a la Navidad, como parte de la tradición. No cabe duda de que este rito ayuda a transportarse o imaginarse lo que fue para María y José la jornada a Belén y al mismo tiempo imaginarse dónde nació Jesús.

Fue San Francisco de Asís quien le dio origen y popularizó la idea de representar el nacimiento de Jesús. Cuando el servidor visitó Roma en 1223, pidió al papa Honorio III el permiso para hacer una representación escénica del nacimiento del Niño Dios. El papa escuchó contento los detalles del proyecto y lo aprobó.

Con el pasar de los tiempos, los pesebres se apoderaron de los hogares, así como de las iglesias. Es un periodo de adviento en el que se invita a cada miembro de la familia  a construir la historia,  para así evocar los momentos vividos por José y María previamente al nacimiento de Jesús. Sin olvidar la alegría de los pastores y la visita de los Reyes Magos, quienes con gran humildad adoraron al Niño en su humilde morada. 

Hacer el pesebre y rezar la novena a su alrededor es una de las tradiciones religiosas más queridas en Colombia. Cuando se trata de recordar el nacimiento del Niño Jesús, las familias se reúnen y por medio de cantos y oraciones celebran la llegada del Rey de Reyes.

Por más de 100 años el templo San Francisco de Asís, ubicado en el centro de Bogotá, ha guardado una sensible y gratificante tradición, que ha pasado de generación en generación: niños, jóvenes, adultos y la tercera edad afianzan cada diciembre su fidelidad al pesebre, su historia, su significado y su enseñanza.

“En un principio el pesebre era móvil, es decir, San Francisco no hizo un pesebre con imágenes de madera, sino con actores que representaban la escena del nacimiento y eso a través de los años fue evolucionando. Luego, era muy difícil hacer pesebre con actores y por lo tanto se usaron imágenes. Cuando se da ese salto del pesebre vivo al pesebre con imágenes, es cuando comienzan a congregarse las familias a su alrededor a orar y a prepararse para el nacimiento del Salvador”, dijo a EL NUEVO SIGLO el fray Juan Camilo.

Entonces, más allá de la fiesta de la Navidad, el árbol y el pesebre, los buñuelos y la natilla, está la devoción, el aferrarse a una tradición que ha significado unión entre las familias y disfrute de las novenas de aguinaldo, ya sea en los templos o en los hogares.



Un ejemplo de ello es en el barrio San Mateo de la Comuna Cinco de Soacha, donde se encuentra el pesebre artesanal más grande del departamento.

La iniciativa, que llega a su segunda edición, estará abierta al público en el Pasaje Comercial de San Mateo hasta el 7 de enero de 2023.

La exposición no solo cuenta con representaciones de la Natividad, sino que además tiene réplicas de las edificaciones más emblemáticas de la ciudad de Soacha, como la sede de la alcaldía, la iglesia de San Bernardino y la casona del Salto del Tequendama. Igualmente, bellas casonas campesinas, el Taj Mahal, castillos medievales y la representación cristiana de Belén, donde nació Jesús.

Asimismo, este original pesebre fue adornado con luces de todos los colores para terminar de darle ese toque mágico presente en esta época de Navidad.

Por otro lado, EL NUEVO SIGLO visitó la capilla del aeropuerto El Dorado y constató que este año no se hizo pesebre en la terminal aérea.