Llegó la hora de las víctimas de las Farc. Firmados los acuerdos, sus víctimas dejan de ser una amenaza, al menos a corto plazo. Así que es hora de volverles a poner los reflectores mediáticos. Ya no tienen que camuflarlas entre las víctimas de otros actores para que el mundo no los note. Llegó la hora de escucharlas, y aplicar lo que el Papa ha llamado "el apostolado de la oreja": poner mucha atención a sus justas exigencias de verdad, justicia y reparación y darles garantías de no repetición.
En el acto de la firma del Acuerdo de Paz en Cartagena el presidente Santos hizo referencia a frases de algunas estrofas del himno nacional que escribiera el presidente Núñez para un acto conmemorativo de la independencia de Cartagena. Las estrofas del himno conforman un canto de inspiración patriótica que alude a los valores y principios fundacionales de nuestra nacionalidad, que lo dice casi todo. Por ello no era necesario agregarle una nueva estrofa como impropiamente lo propuso alguna agencia de publicidad. Ni siquiera a Chávez se le ocurrió modificar el himno de Venezuela.
Ciertamente, Santos tiene buenos asesores políticos. Basaron la campaña para el plebiscito en que quienes lo votaran afirmativamente votaban por la paz, contra los belicistas del No. Basta ver la papeleta: “¿Apoya usted el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera?” No importó lo que indicó la Corte Constitucional. Santos dijo que él la redactaba como le diera la gana. Y en la costa señaló que “En la vida política, el amor se expresa de la novia (Barranquilla) hacia acá con votos y de aquí hacia allá con presupuesto e inversiones”.
Timochenko en una tarima pontificando sobre el socialismo del siglo XXI, alabando a Chávez; como jefe de un grupo que se ha hecho merecedor del título de terrorista, no -como lo sugieren hoy- por motivos políticos, sino por sus hechos. Más de 11 mil niños reclutados, 6.800 mujeres violadas, 17 mil secuestros y un número incontable de asesinatos, tomas de pueblos, voladura de torres de energía, oleoductos, puentes y carreteras.
Anulada la elección del Procurador General, entramos en un periodo de interinidad en el Ministerio Público que no debería prolongarse, pues el nominador que es el Senado de la República se encuentra en sesiones y la terna está debidamente integrada. Sin embargo, escuchamos las declaraciones del Presidente del Senado manifestando su duda sobre si el periodo del Procurador es personal o institucional y dando a entender que era prudente que el nuevo funcionario no arrancara hasta enero del próximo año. Con todo respeto es una apreciación completamente equivocada.
Colombia no sólo vive del acuerdo de paz con guerrilla. También del enfoque y contenido social que impliquen prosperidad económica, equidad e inclusión social.
Lo que ocurrió el lunes pasado en Cartagena fue histórico y para no olvidar. Lo que venga el próximo domingo con el plebiscito será refrendación o sentencia del pueblo.
A partir del lunes 3 de octubre, el país deberá atender ejecución del contenido de paz negociado en La Habana, a más tardar en un año. Legislar, reglamentar y cumplir lo firmado por Gobierno y Farc.
En 1983, México propuso a Colombia promover la paz en Centro América para lo cual convocaron a Panamá y a Venezuela en lo que se denominó el Grupo de Contadora. Aparecieron los países amigos, en cabeza del primer ministro sueco Olaf Palme, quien en 1986 fuera asesinado en plena calle de Estocolmo, Gabriel García Márquez, ¿useful idiot? que llamaba Lenin, Alfonso García Robles, diplomático mexicano y premio Nobel de la paz, Alva Myrdal, diplomática sueca y premio Nobel de la paz. La iniciativa fue apoyada por la ONU.
No es lugar común insistir en que la ciudadanía, cualquiera que sea el resultado del plebiscito, espera no solamente paz, sino también asistir y participar en la apertura de uno de los trascendentales capítulos de la historia de Colombia, sin guerra, y sin población civil armada.
Se reforzará el escenario, si la tendencia en las urnas con relación al Acuerdo, refleja absoluta independencia del votante. La tensión subió de manera acelerada en las dos últimas semanas, señalando metas exigentes para las partes firmantes del mismo.
Contrario a mucha gente yo le doy crédito al fin del conflicto con las Farc. Se firmó el acuerdo con la presencia de muchos mandatarios y representantes de la comunidad nacional e internacional. Digo que le doy crédito por cuanto a ambas partes les conviene y desde luego más al país. Acuerdo perfecto, creo que no. Que se va a cumplir si lo creo. Que la paz llegó a Colombia: no, falta mucho pues aun quedan grupos guerrilleros como el ELN y otros, además las bacrim y ese terrible flagelo del narcotráfico, la corrupción y delincuencia.
Se nos convoca a votar el 2 de octubre respecta al Acuerdo celebrado entre el Gobierno y las Farc, para la construcción de una paz estable y duradera. No se nos pide escoger entre la paz y la guerra.
Recordemos que la paz es un valor, un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, y que no se puede reducir a un escrito, por voluminoso que sea, pues la paz es, de suyo, mucho más amplia y ambiciosa.