Colombia no sólo vive del acuerdo de paz con guerrilla. También del enfoque y contenido social que impliquen prosperidad económica, equidad e inclusión social.
Lo que ocurrió el lunes pasado en Cartagena fue histórico y para no olvidar. Lo que venga el próximo domingo con el plebiscito será refrendación o sentencia del pueblo.
A partir del lunes 3 de octubre, el país deberá atender ejecución del contenido de paz negociado en La Habana, a más tardar en un año. Legislar, reglamentar y cumplir lo firmado por Gobierno y Farc.
Sin embargo, gane el SÍ o avance el No, las cosas no se resumen solo al final de la guerra y el comienzo del posconflicto.
Para nada. También cuentan los asuntos cotidianos, el día a día y los cruciales para el presente y porvenir de Colombia.
No todos los caminos llevan a reintegración de exmovilizados. Las prioridades son otras también. Los afanes no terminan en el cese de hostilidades.
Economía, salud, educación, empleo, vivienda, minería, agricultura, costo del dinero, dólar, petróleo y la situación en fronteras, no dan espera.
La marcha del país sigue cualquiera sea suerte el domingo del plebiscito en las urnas. Ejecutivo debe ser responsable y no bajar la guardia en temas sensibles a la comunidad.
Medidas para ayudar a exportadores a ser competitivos en las grandes ligas y recuperar deficitaria balanza comercial.
Impulso a compras estatales, informes precisos de atrasadas y costosas megaobras, decisiones sobre inversiones en quebradas firmas de libranzas-pagarés, salvavidas a EPS insolventes, decisiones para mitigar efectos del invierno y medidas para crear nuevos empleos.
Recuperar confianza inversionista en el exterior, mejorar notas de calificadoras de riesgo y proteger empleos que se pierden por culpa de minería ilegal y crisis de hidrocarburos por la tasa de cambio.
Ayudar a impulsar compra de vivienda con recursos propios y crédito bancario a través de planes habitacionales al alcance de familias pobres que carecen de empleo e ingreso.
Revisar costos de educación superior para evitar abusos en tarifas de pensiones y matriculas. Cada año los ajustes superan en muchos claustros la inflación, en tanto que calidad desmejora.
Hacer presencia en regiones como La Guajira, Chocó, eje cafetero, Meta, Buenaventura, Cartagena y Norte de Santander, donde crecen pobreza, miseria, desigualdad, desempleo e inseguridad.
Invertir recursos que se venían destinando a la guerra al suministro de agua potable en poblaciones intermedias, caseríos, veredas y corregimientos donde no hay líquido potable ni presencia del Estado.
La vida para desempleados el próximo lunes no debería ser la misma. Ellos urgen un mensaje del Presidente Santos: inversión social y puestos de trabajo con ingreso digno, acceso a salud y educación.
Días previos al plebiscito, la vida de colombianos debería ser mejor si el Gobierno hace su tarea. Menor corrupción y politiquería, mayor inversión que se vea y se sienta.
Si es así, habrá valido el Sí.
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios