Reiteradamente llegan por redes y por “medios tradicionales” de comunicación noticias, mensajes y memes sobre la salud física y mental del presidente Petro. Él ha confesado tener cáncer de esófago del que al parecer fue “curado” en Cuba en 2019; antes le habían diagnosticado un hematoma en la cabeza, que él dijo deberse a un golpe con un nochero, pero para los mentideros públicos se trató de un misterioso “taconazo” propinado por alguien, cuando era alcalde.
Hace años un comercial de televisión, popularizó aquello de que “el tubo tuvo la culpa”, para enjuiciar a los responsables de las inundaciones.
Eso parece estar ocurriendo en esta época, en la cual vivimos en un país en el que la corrupción se ha apoderado de todo y de todos.
El presidente de la República, en su afán de defenderse de los ataques lanzados contra la financiación de su campaña para la elección presidencial, donde al parecer llegaron dineros calientes según lo revelado por su propio hijo, alborotó nuevamente el episodio de la financiación irregular de Odebrecht a las campañas de sus más recientes antecesores en la Presidencia y no deja títere con cabeza.
El asesinato del candidato a la presidencia del Ecuador, Fernando Villavicencio, por cuenta de Los Lobos o los Choneros, aquellos miembros del Cartel de Nuevo Jalisco y estos compañeros de los de Sinaloa, no fue bien “jotiada” por la prensa de ese país sudamericano.
Esto se ha producido en este milenio por el cambio en la disposición de masa acuática. Parece que no es gran noticia pues ya nada podemos hacer para revertirlo. El giro del planeta se dirige más hacia el este. Lo que creíamos punto fijo, no lo es.
Cuando las clases dirigentes se equivocan y abusan reemplazarlas no es fácil, las opciones que aparecen en lugar de permitir el acierto de sufragantes deseosos de cambio positivo, llevan a votar por el salto al vacío de impredecibles consecuencias.
El servicio es la base primordial de toda actividad, más aún en la política. La auténtica definición de política es la siguiente: “Son las normas de conducta que construyen y rigen a la sociedad”. Por lo tanto, para mi concepto la política es la más noble actividad cuando está orientada al servicio del bien común. Y, por consiguiente, en un país democrático como el nuestro, se hace indispensable tener como base del actuar en la política el servicio.
El primer fundamento de nuestra organización democrática, como lo declara la Constitución de 1991, es el respeto a la dignidad de la persona humana. La preservación, promoción y garantía de los derechos inherentes a la persona -los derechos fundamentales- resultan ser funciones y obligaciones primordiales de nuestras autoridades públicas.
Hace unos días Gustavo Petro no apareció a la reunión de la ANDI, en Cartagena, sin dar explicación razonable. ¿Qué tiene esto de raro? Nada. Sería más raro que hubiera asistido a una reunión donde tenía que enfrentar a los empresarios del país, donde no podía dar un discurso lleno de cifras amañadas y consignas cargadas de odio de clase; allí nadie le iba a “comer ese cuento” y habría muchos cuestionamientos a la ineficiencia de su gobierno.
A principios del siglo veinte, la República Argentina ofrecía un espejo plateado a todos sus países vecinos, demostrando que en las tierras de San Martín y Bolívar se podía construir una sociedad plenamente desarrollada. Sus ingresos per cápita eran casi cinco veces los de Colombia, comparables a los de Canadá y Europa Occidental.